Sobre la base de información recolectada en tribunales de primera instancia y en una unidad del Ministerio Público en Santiago, Chile, en este artículo se explora la manera en que el sistema de justicia penal trata los delitos considerados “flagrantes.” Citando literatura sobre tecnicismos jurídicos, describo cómo los delitos flagrantes se construyen a través de prácticas que hacen posible para los actores involucrados evitar referirse directamente a los supuestos hechos. Desde su identificación en las calles por parte de policías a su asignación a otra unidad del Ministerio Público, los delitos flagrantes se definen por una manera específica de aproximarse a los supuestos hechos, la que consiste en prácticas organizacionales y documentales específicas. Estas prácticas contrastan con el rol marginal de la detención “en flagrancia” según el Código Procesal Penal. Como un tecnicismo, el carácter flagrante del delito expresa ciertas suposiciones epistemológicas respecto a cómo determinar lo que pasó y lo que exactamente lo constituye. Más específicamente, el carácter flagrante expresa suposiciones sobre lo que, por el momento, no puede ser sabido y puede, por tanto, ser ignorado a través del proceso burocrático y judicial.