Este libro, editado por Justin Jennings, Willy Yépez y Stefanie Bautista, sobre el enclave wari de Quilcapampa La Antigua, ubicada en el Valle de Majes, es completo y propone una visión holística de la naturaleza de la influencia wari en los Andes del sur y fuera del centro urbano de Ayacucho. El volumen se inserta dentro de las discusiones sobre las complejas y múltiples dinámicas del imperialismo andino y de los enrevesados procesos expansivos independientes llevados a cabo por los miembros de estas sociedades andinas. Uno de los aspectos más potentes de este libro es que refleja un trabajo en equipo —ya que incluye las investigaciones de varios especialistas que emplean distintos tipos de metodologías de análisis de materiales (cerámica, líticos, fauna, flora) y del paisaje y espaciales (petroglifos y geoglifos, redes de intercambio y arquitectónico)— que permite articular varias hipótesis sobre el tipo de ocupación que caracterizó a la comunidad de Quilcapampa a mediados del siglo nueve, durante el Horizonte medio.
En ese sentido, los autores principales proponen que Wari no fue un imperio, ya que muchos sitios considerados por otros investigadores como centros administrativos fuera del centro de poder no lo fueron, otros incluso nunca llegaron a ser terminados, como Pikillaqta en Cuzco y Viracochapampa en La Libertad. Los autores de este libro, al contrario, proponen que los asentamientos de migrantes wari fuera de Ayacucho tuvieron distintos tipos de articulaciones e interacciones con los grupos de élite de la ciudad capital y los grupos locales, formando una amplia gama de colonias independientes y/o con fuertes lazos con el lugar de origen. Indican que es probablemente el primer tipo de colonia autónoma formada por migrantes independientes la que caracteriza a la ocupación de Quilcapampa y, en general, a la presencia wari en los Andes.
En la introducción y en el capítulo 1, los editores-autores contextualizan su argumento principal: que Quilcapampa no fue un sitio administrativo que se encajó dentro del modelo de imperio tradicional, sino que fue una colonia que se erigió a lo largo de un corredor de tránsito que articuló a poblaciones locales y regionales que llevaron a cabo eventos rituales que permitían a los asistentes experimentar un mundo foráneo. Los primeros capítulos se enfocan en temas teóricos, enfatizando los imperios foráneos al área andina, pero también en las sociedades complejas, revisando el fenómeno wari, las dinámicas entre los centros de poder con elites competitivas y fraccionadas (no centralizadas) y las múltiples relaciones construidas con las poblaciones locales con las que interactuaron en su trayectoria migratoria. Incluyen en este argumento que el expansionismo wari se caracterizó por corredores geográficos que a pesar de que no pudieron ser dominados se basaron en redes de intercambio a larga distancia, como sería el caso de Quilcapampa.
En el capítulo 2, Jennings y Reid contextualizan a los waris, los grupos locales e incluso a la influencia Tiwanaku en la región de Arequipa, enfatizando las rutas de intercambio de los corredores Vitor a Chili y Majes a Chuquibamba, relacionados a petroglifos, geoglifos, corrales de llamas y mojones, entre otros. Estos autores indican que los colonos waris llegaron al valle no en forma de gobierno cohesionado, sino como articulación de estilos de arte, ideas de jerarquía, festividades, violencia y ceremonias funerarias que fueron mediadas por las poblaciones locales de la costa sur. Los autores también sugieren un modelo de redes en vez de un modelo de imperio tipo mosaico que había sido sugerido anteriormente por Katherine Schreiber.
En el capítulo 3, Berquist, Gonzalez-MacQueen y Jennings analizan los senderos que pasan por Quilcapampa que tienen una concentración de geoglifos y petroglifos. Un comentario a este capítulo es que si bien los autores utilizan una cronología basada en Rowe-Lanning caracterizada por ser taxonómica, no es claro cómo traducen estas secuencias cronológicas a nivel local. Otro punto para resaltar es la elección de utilizar las impresiones del explorador Hiram Bingham en su travesía entre los valles Majes a Sihuas a inicios del siglo veinte, donde indica que esta zona es desértica y hace comentarios sobre “los conductores de los burros” para mencionar a los pobladores locales (p. 91). Quizá una búsqueda bibliográfica del tráfico caravanero o uso de tambos durante la colonia y la república, así como conversaciones con la misma gente local, habría podido proveer una visión menos colonialista del paisaje, del territorio y de la gente que caracterizó a los discursos de los viajeros o “descubridores de ruinas”.
En el capítulo 4, Gonzáles La Rosa, Jennings, Spence-Morrow y Yépez Álvarez realizan análisis espaciales del sitio en donde identifican “espacios públicos” versus “espacios privados”, grupos arquitectónicos y análisis de accesos, entre otros. A base de estos análisis, los autores concluyen que había dos tipos de comunidades cohabitando este sitio, cada una con distintos niveles de organización y cohesión social que se expresan y materializan en la arquitectura. A pesar de que ofrecen una discusión sobre las categorías utilizadas para identificar espacios públicos versus privados en Quilcapampa, esa distinción pudo ser más clara ya que son categorías occidentales culturalmente condensadas, como lo ha demostrado la arqueología antropológica y las discusiones teóricas feministas de distintas genealogías.
En el capítulo 5, los autores Jennings, Rizzuto y Yépez Álvarez presentan las descripciones de las excavaciones y los resultados de fechados utilizando dos modelos cronológicos bayesianos que revelan dos períodos de ocupación simultánea entre la zona central y la periferia, pero de distinta duración, inicio y abandono. Los otros capítulos, del 6 al 9, están basados en la discusión de análisis cerámico, lítico, de fauna y botánico de las excavaciones. Los autores —Huamán López, Biwer, Melton, Alaica y Quiñonez Cuzcano, entre otros ya nombrados— son los que analizan estos materiales. Se discuten a detalle estos materiales, llegando a varias conclusiones sobre las filiaciones de los habitantes de Quilcapampa con lugares y regiones de la costa sur o de Ayacucho, indicando que estos pobladores que ocuparon esta colonia fueron identidades “frontera”, tuvieron acceso independiente a obsidiana, entre otras características de su vida social. También realizan la ubicación y análisis de las piedras pintadas, el acceso a una dieta diversa (incluyendo chuño negro y blanco), las preferencias culinarias, el uso de árboles y las prácticas agrícolas. Por otro lado, el análisis lítico se compara con los conjuntos de materiales de Cerro Baúl. A pesar de que, como indican los autores, aún falta realizar más investigaciones, es un informe completo que arroja evidencias para comprender a mayor detalle la ocupación de este sitio.
Finalmente, en el capítulo 10, los autores-editores concluyen que Quilcapampa fue habitado por una población con una larga trayectoria migratoria que inicialmente salió de la capital hacia los valles costeros luego de una reestructuración radical y de la región Nazca hacia el sur debido a los conflictos por el incremento de aridez, llegando a esta región sureña a finales del horizonte medio. Pero la influencia wari habría llegado con anterioridad al Valle de Majes en la costa arequipeña, influenciada por bienes exóticos e ideas a través de las redes de caminos en las pampas y desiertos que conectaron estos valles con Nazca, y desde ahí, hasta Ayacucho. Algunas décadas después, y bajo un contexto de crisis, restructuración y aumento de violencia, la expansión de la población y el crecimiento de la diferenciación social fueron los aspectos que determinaron un segundo período de influencia wari en los Andes. Quilcapampa entonces fue ocupado brevemente después de un largo recorrido proveniente de norte a sur a través del Valle de Nazca, a mediados del siglo nueve, y fue abandonado por razones aún desconocidas.
En conclusión, este libro es un estudio del asentamiento de Quilcapampa que condensa discusiones actuales sobre la naturaleza de la influencia wari en los Andes y las distintas perspectivas e investigaciones sobre este fenómeno.