Durante los últimos años, los estudios arqueobotánicos han avanzado sistemáticamente en sus análisis sobre macro- y microrrestos vegetales para lograr la identificación de las especies incluidas en los registros arqueológicos y para acercarse lo más posible a la determinación de las prácticas de procesamiento en las cuales las plantas estuvieron involucradas. En el Viejo Mundo, pioneros en la investigación arqueobotánica a partir de fuentes etnográficas y etnobotánicas desarrollaron modelos interpretativos sobre el procesamiento de cereales (e.g., Hillman Reference Hillman, van Zeist and Casparie1984; Jones Reference Jones, van Zeist and Casparie1984), pudiendo, de esta manera, interpretar antiguas prácticas de preparación y consumo en macrorrestos de trigo (Triticum sp.). A estos trabajos les continuaron otros sobre diferentes especies y en diferentes contextos, tanto de producción como de consumo, a la vez que incorporaron técnicas de carbonización experimental en los diferentes estadios de procesamiento y los restos correspondientes a descartes intencionales (Fuller y González-Carretero Reference Fuller and González-Carretero2018; Fuller et al. Reference Fuller, Stevens, McClatchie, Madella, Lancelotti and Savard2014; Heiss et al. Reference Heiss, Ferran, Bleicher, Harb, Jacomet, Kühn, Marinova, Stika and Valamoti2017; Wollstonecroft et al. Reference Wollstonecroft, Ellis, Hillman, Fuller and Butterworth2012; ver Capparelli y colaboradores [Reference Capparelli, Valamoti and Wollstonecraft2011] y los trabajos allí mencionados para el recuento total de las investigaciones desde 1984). En América, son diversos los trabajos que fueron desarrollados con este enfoque. Hastorf (Reference Hastorf2018) y colegas (Goette et al. Reference Goette, Willians, Johannssen and Hastorf1994; Hastorf y Johannssen Reference Hastorf and Johannessen1993; Logan et al. Reference Logan, Christine A. and Deborah M.2012) realizaron investigaciones sobre maíz, principalmente evaluando la producción de bebida fermentada (chicha). Bruno (Reference Bruno2008, Reference Bruno2014), López (Reference López2011) y López y colaboradores (Reference López, Capparelli and Nielsen2011, Reference López, Capparelli and Nielsen2012) se centraron en quenopodiáceas, recuperando la cadena productiva en el Altiplano boliviano y, en el caso particular de López, registrando los cambios que se producen en los granos y el componente de los residuos que surgen en cada etapa de procesamiento para evaluar dichos rasgos a nivel arqueológico. En Argentina, se registran investigaciones tanto en macro- como en microrrestos vegetales (Babot Reference Babot2009; Capparelli Reference Capparelli2008, Reference Capparelli2011; Capparelli y Lema Reference Capparelli and Lema2011; López Reference López2011; Petrucci y Lema Reference Petrucci and Lema2016), reconociéndose posibles acciones, principalmente culinarias, en el quehacer pretérito de las diferentes sociedades estudiadas. La importancia del reconocimiento de los rasgos diagnósticos de procesamiento sobre material vegetal reside en indagar en las técnicas de manipulación de plantas para su consumo, en un sentido amplio de dicho término (sensu Capparelli y Lema Reference Capparelli and Lema2011). Además, el registro de los cambios en los frutos y semillas a través de las diferentes etapas de procesamiento, así como la exploración de los residuos que en cada etapa se generan, permiten una aproximación a las prácticas pretéritas sin depender exclusivamente del registro del producto final de consumo.
Los rasgos identificados en el material vegetal son determinados generalmente a partir de estudios con poblaciones cercanas a los sitios cuyo material arqueobotánico es el objeto de análisis inmediato. Estas investigaciones pueden ser aplicadas a restos recuperados en sitios más lejanos, demostrando en muchas ocasiones prácticas similares sobre los mismos recursos (Capparelli y Lema Reference Capparelli and Lema2011; Capparelli y Prates Reference Capparelli and Prates2015; López Reference López2017; López et al. Reference López, Capparelli and Nielsen2011; Petrucci y Lema Reference Petrucci and Lema2016; Ratto et al. Reference Norma, Lema and López2014).
A partir de lo antes mencionado, el objetivo del presente trabajo es analizar las posibles técnicas de procesamiento de los restos pertenecientes al género Chenopodium recuperados del sitio de Soria 2, ubicado en el sector sudoriental del Valle de Yocavil, a partir del modelo etnobotánico y experimental sugerido por López (Reference López2011). De esta manera, se pretende aportar al conocimiento sobre técnicas culinarias pasadas que responden a las dinámicas culturales andinas tanto micro- como macrorregionales.
Chenopodium spp. en el registro arqueobotánico del Noroeste Argentino
En Argentina existen 28 especies americanas y cosmopolitas de Chenopodium (Amaranthaceae), de las cuales nueve pertenecen a la región Noroeste. Entre las representantes nativas se encuentran C. graveolens (‘arca’, ‘arcayuyo’, ‘yerba del arca’), C. carnosulum Moq., C. murale L. y C. papulosum Moq. (Planchuelo Reference Planchuelo1975). El fruto de Chenopodium sp. es un aquenio de pericarpio seco, delgado e indehiscente que recubre el grano. Este posee, en general, forma lenticular y un embrión anular que rodea al perisperma central harinoso o vítreo; presenta una cubierta seminal o testa que recubre al embrión y el tejido reservante. En la panoja de fructificación, estos frutos se encuentran sostenidos por el perigonio y su posición en el mismo depende de cada especie, siendo vertical u horizontal (Bruno Reference Bruno2005; López et al. Reference María L., María, Planella, Belmar and Lema2015). Particularmente, C. quinoa var. quinoa (quínoa) es el pseudocereal domesticado presente en Argentina. Sus granos son considerados uno de los alimentos más nutritivos y completos para el ser humano. En la actualidad, su cultivo se distribuye a lo largo de Sudamérica, desde Colombia a Argentina y Chile, donde se ha adaptado a condiciones climáticas y suelos variables que condujeron a diferentes ecotipos (Bazile et al. Reference Bazile, Bertero and Nieto2015). Esta especie presenta una variedad de crecimiento espontáneo, C. quinoa var. melanospermum (la ajara o quínoa negra), generalmente asociada a las parcelas de cultivo (Maughan et al. Reference Maughan, Bonifacio, Jellen, Stevens, Coleman, Ricks, Mason, Jarvis, Gardunia and Fairbanks2004; Mujica y Jacobsen Reference Mujica, Jacobsen, Moraes R., Ollgaard, Kvist, Borchsenius and Balslev2006).
Se han recuperado granos de Chenopodium spp. en diferentes sitios arqueológicos del Noroeste argentino y en contextos diversos, desde fogones, enterratorios y estructuras de almacenamiento hasta tracto digestivo humano y coprolitos (Planella et al. Reference Planella, Lopez, Bruno, Bazile, Bertero and Nieto2015). No obstante ello, son pocos los granos que han sido evaluados bajo claves diagnósticas de procesamiento. Entre ellos encontramos el Núcleo 1 del sitio de Cardonal (Valle del Cajón, Catamarca) donde se recuperaron macrorrestos de Chenopodium sp. en un contexto general de preparación de alimentos, posiblemente pertenecientes a plantas silvestres o malezas. Algunos granos presentaron evidencia de procesamiento, más específicamente de cocción con agua, pudiendo vincularlas con su uso como alimentos (Calo Reference Calo2010). Asimismo, en el sitio de Las Champas (Tinogasta, Catamarca) se hallaron, como parte de un acompañamiento mortuorio, semillas de zapallo (C. maxima ssp. maxima) y granos de ajara (C. quinoa var. melanospermum) adheridos entre sí, estos últimos con marcas de procesamiento (desaponificación y remojo prolongado o hervido; Ratto et al. Reference Norma, Lema and López2014). El sitio de Finispatriae (Santa Catalina, Jujuy) evidenció una secuencia de utilización de quínoa a lo largo del período de Desarrollos Regionales en un área de descarte doméstico (denominada Basurero 1). En él se registró que los granos fueron procesados para eliminar todo rastro de la panoja (rasgos poscosecha y trilla). Asimismo, no presentaban pericarpio, indicando procesamiento posterior a la desaponificación para su consumo. En estos restos no se diferenciaron caracteres asociados a algún tipo de preparación culinaria específica (López Reference López2017).
La información que avala las prácticas poscolecta en los restos arqueobotánicos señalados anteriormente proviene de datos etnobotánicos de la región andina. Tanto la especie cultivada como las malezas del género son incluidas en preparaciones culinarias con fines alimenticios o rituales y en complementos medicinales. En la actualidad, uno de los mayores referentes en el consumo de quínoa es la región altiplánica boliviano-peruana (Bazile et al. Reference Bazile, Bertero and Nieto2015). Trabajos realizados en distintas comunidades de Nor Lípez (Potosí, Bolivia) dieron cuenta de las distintas etapas del procesamiento poscolecta hasta su consumo final (ingesta principalmente; López Reference López2011; López et al. Reference López, Capparelli and Nielsen2012). Las hojas inmaduras son hervidas e incorporadas en sopas; los granos son hervidos, remojados, tostados, molidos y fermentados luego de su desaponificación (López Reference López2011). De forma similar sucede con las malezas. En el altiplano peruano las hojas de C. carnosulum se utilizan como verdura, con nutrientes similares a los registrados en la espinaca (Spinacia oleracea L.; Mujica y Jacobsen Reference Mujica, Jacobsen, Moraes R., Ollgaard, Kvist, Borchsenius and Balslev2006). Si bien los autores no especifican en qué etapa del crecimiento de la planta se extraen las hojas, es posible que se realice cuando éstas están tiernas, al igual que con la quínoa en Nor Lípez (López Reference López2011). No obstante ello, la tolerancia del crecimiento de esta maleza para el consumo de sus granos puede ser similar a los observados para la ajara. Los granos de ajara suelen ser cosechados de manera particular (López Reference López2011), y por lo tanto no deben ser solo considerados como ingresos involuntarios durante los trabajos de cosecha de quínoa. En Argentina, se consume en sopa (Lema Reference Lema2006) y, posiblemente, de manera similar ocurra en Bolivia, donde Capparelli y coautores (Reference Capparelli, Pochettino, Lema, López, Andreoni, Ciampagna and Llano2015) la registraron en ciertas regiones en contextos rituales asociados al culto a los antepasados. En los Andes del norte de Chile, Villagrán y Castro (Reference Villagrán and Castro2003) aportan datos interesantes acerca del uso de distintas especies del género Chenopodium. Las hojas de ejemplares inmaduros de C. album, que si bien es de origen europeo se corresponde con una maleza de chacras actuales, se consumen hervidas como acelga y se usan también para elaborar llipta (sustancia alcalina que se asocia al mascado de las hojas de coca). Además, los granos maduros se usan para hacer “pagos” (ofrendas) a los cerros, pudiendo para ello procesarlas como harina tostada al modo de la quínoa. Chenopodium hircium, C. murale y C. petiolare, junto a Dysphania ambrosioides L., conforman, con la anterior, un complejo de “yuyos” de las chacras, las cuales se emplean para hacer llipta, algunas en infusión medicinal y otras consumidas como ensalada. Villagrán y Castro (Reference Villagrán and Castro2003) también mencionan una referencia para Perú donde se hace chicha fermentada con cañiwa (nombre vernáculo para distintas especies silvestres y malezas del género Chenopodium, aunque este nombre puede ser asociado también a la especie C. pallidicaule, otra quenopodiácea domesticada de Los Andes; ver Langlie et al. [Reference Langlie, Hastorf, Bruno, Bermann, Bonzani and Condarco2011] para otro morfotipo domesticado del género Chenepodium).
Sitio de Soria 2
El sitio de Soria 2 (Figura 1a) se localiza entre las sierras del Aconquija y el sector sudoriental del Valle de Yocavil. Dicho sitio se asienta en una antigua terraza del tercer nivel pedemontano (terraza de Andalhuala Banda) de la formación Caspinchango, sobre cuyo sector sur se emplaza el poblado actual de Andalhuala La Banda (Spano, Grimoldi y Palamarczuk Reference Spano, Grimoldi and Palamarczuk2014). La evidencia arquitectónica y los estilos alfareros de superficie indican una ocupación que abarcaría al menos desde el período Formativo (aproximadamente entre 600 aC y 600 dC) hasta la actualidad. En algún momento de ese período, el lugar presentó una fisonomía de aldea, posiblemente respondiendo a un sistema de asentamiento con unidades domésticas de residencia familiar dispersas en campos agrícolas (Álvarez Larrain Reference Álvarez Larrain2009).
La excavación del conjunto arquitectónico de Soria 2, a cargo de la Lic. R. Spano, permitió identificar una unidad compuesta por al menos dos recintos subcuadrangulares adosados, denominados 1 y 2, que debió constituir una casa, vivienda o unidad residencial doméstica (Figura 1b-c). El patio (recinto 1) data de inicios de la era común (1940 ± 80 aP, con rango calibrado de 103 cal aC-310 cal dC; Tabla 1); en ambos recintos se hallaron entierros de infantes, depositados posiblemente luego del abandono de la casa (Palamarczuk et al. Reference Palamarczuk, Spano, Weber, Magnifico, López and Manasiewicz2007; Spano, Grimoldi y Palamarczuk Reference Spano, Grimoldi and Palamarczuk2014; Spano, Grimoldi, et al. Reference Spano, Grimoldi, Palamarczuk, Larrain, Korstanje, Lazzari, Basile, Bugliani, Lema, Domingorena and Quesada2014).
El recinto 1 es una estructura de 8 × 8 m. Posiblemente se encontraba abierto hacia el oeste, ya que no se encontró un muro que lo cierre en esa dirección. Se localiza contiguo a una cárcava y fue apuntalado con piedras en el exterior por sus constructores para evitar que se deslavara. El piso de ocupación fue definido a partir de la presencia de manchas carbonosas y cenicientas, la disminución de la fracción grava/gravilla de la matriz, los sectores con sedimento compactado, el aumento de la cantidad, integridad y tamaño de los especímenes óseos con relación al estrato de relleno y el aumento del número de fragmentos cerámicos de gran tamaño. La parte superior del piso se identificó a una profundidad variable entre los 20 y 40 cm por debajo de la superficie actual del terreno. El fin del piso se encontró unos 30 cm por debajo de la base de la línea de muro, alcanzando una potencia de aproximadamente 30 cm. Se identificaron varios rasgos, entre ellos un pozo con residuos de actividad doméstica, varios agujeros de poste o estaca y un fogón (Palamarczuk et al. Reference Palamarczuk, Spano, Weber, Magnifico, López and Manasiewicz2007).
El recinto 2 es una estructura cuadrangular de 6 × 6 m aproximadamente. El piso se identificó a una profundidad que oscila entre los 35 y 45 cm con respecto a la superficie actual, con una potencia variable de entre 15 y 30 cm. En este recinto también se recuperó abundante material, similar al recinto 1. Probablemente el recinto 1 haya sido un patio que pudo presentar alguna techumbre en el sector sur en algún momento de la ocupación, ya que se hallaron agujeros de poste a distintas profundidades. En ambos recintos se recuperaron estructuras funerarias utilizadas para entierros de infantes (Palamarczuk et al. Reference Palamarczuk, Spano, Weber, Magnifico, López and Manasiewicz2007; Spano, Grimoldi y Palamarczuk Reference Spano, Grimoldi and Palamarczuk2014; Spano, Grimoldi, et al. Reference Spano, Grimoldi, Palamarczuk, Larrain, Korstanje, Lazzari, Basile, Bugliani, Lema, Domingorena and Quesada2014).
Estudios arqueobotánicos permitieron identificar la presencia de taxones como Trichocereus sp., Prosopis sp., Zea mays, Opuntia sp., Chenopodium sp., C. quinoa var. quinoa, C. cf. Carnosulum y Geoffroea decorticans, entre otros (Petrucci Reference Petrucci2016). En un análisis experimental se pudo identificar que los granos de maíz, presentes sólo en el recinto 2, eran de tipo redondo, de endosperma vítreo, sin pericarpio y presentaban evidencias de cocción incompleta (Petrucci y Lema Reference Petrucci and Lema2016). La ausencia de pericarpio alerta acerca de la posibilidad de que los granos hayan sido hervidos con cenizas para su pelado; la cocción incompleta sugiere que el hervido tuvo que ver más con un pretratamiento del grano para quitar el pericarpio que con su cocción completa para consumo. El hallazgo de este tipo de restos en el recinto 2 podría hablar de granos de maíz pretratados y almacenados para su posterior consumo.
Metodología empleada para el análisis de restos
Los macrorrestos del género Chenopodium analizados en este trabajo se recuperaron mediante la técnica de flotación. Para este fin se utilizaron baldes de ocho litros de capacidad de sedimento, extraídos al azar a razón de un balde cada diez, por unidad de procedencia excavada, representando de esta manera un 10% del total del universo. La técnica de flotación implementada fue de tipo mecánico: se empleó una máquina cuyo efecto agitador lo realizaba una toma de agua corriente conectado a un regador que hacía a su vez el efecto de burbujeo. Los macrorrestos representados de este cuerpo de datos provienen de los recintos 1 y 2.
La preservación de los restos orgánicos en el Valle de Yocavil no se ve favorecida por el clima de tipo semidesértico, de manera que para asegurarnos que los macrorrestos pertenecientes al género Chenopodium recuperados pertenecieran a la ocupación del sitio, se consideraron sólo los carbonizados. Del total recuperado se ponderaron sólo aquellos asociados a los niveles de ocupación. Los restantes, ya sea no carbonizados o pertenecientes a los niveles de relleno o de formación natural, se identificaron y analizaron con fines de control tafonómico.
El método de cuantificación utilizada fue la densidad, expresada como el número de restos recuperados por litro de sedimento flotado. Esta medida estandarizada de los datos permite comparar muestras de diferentes volúmenes y cantidades originales (Miller Reference Miller, Hastorf and Popper1988; Pearsall Reference Pearsall1989; Popper Reference Popper, Hastorf and Popper1988).
En este trabajo tomaremos los modelos etnobotánico y etnoarqueológico provenientes de tres comunidades de Nor Lípez (Bolivia), como también los datos surgidos de un análisis experimental (López Reference López2011). Estos modelos se aplicaron a los granos del género Chenopodium obtenidos por la técnica de flotación en el sitio de Soria 2, para el reconocimiento de posibles técnicas de procesamiento.
Trabajos etnobotánicos y etnoarqueológicos permitieron reconocer las prácticas poscosecha de los granos de quínoa. En la instancia de poscosecha y prealmacenamiento, los principales indicadores a observar en el conjunto de restos arqueológicos de quínoa son la presencia de granos con pericarpio completo o con algunas fisuras de éste y un bajo porcentaje de granos que conservan el perigonio o ausencia completa del mismo. El mejorado de los granos, o desaponificación, es un proceso que hace apta la quínoa para su ingesta. La quínoa y las Chenopodium spp. en general producen un esteroide, la saponina, que se caracteriza por su sabor amargo, capacidad de generar espuma en una solución acuosa y por poseer cierta toxicidad (hemolítico; Romo et al. Reference Romo, Rosero, Forero and Cerón2006; Vera et al. Reference Vera, Vargas and Delgado2001). El proceso de desaponificación comprende una serie de técnicas básicas que se alternan indistintamente y varían en intensidad según el destino culinario de los granos de quínoa. Las mismas son el tostado, el pisado, el venteado y el lavado con frotado entre las manos para las quínoas denominadas amargasFootnote 1, mientras que para aquellas consideradas dulces solo se realiza la última técnica, quedando así listos los granos para el secado y almacenado en sectores cercanos a la cocina. La eliminación de tejidos como el pericarpio a medida que avanza el proceso de mejoramiento de los granos es un rasgo de alto valor diagnóstico para aplicar en restos arqueológicos de quínoa e inferir posibles prácticas poscosecha anteriores a la cocción ya que la carbonización de los granos no provoca la desaparición de estructuras (López Reference López2011).
Resultados
Distribución de los restos de Chenopodium spp.
En total se recuperaron 23 ejemplares del género Chenopodium (Tabla 2) pertenecientes a los niveles de ocupación, de los cuales 43,5% (n = 10) pertenecen a Chenopodium sp., 21,7% (n = 5) a C. quinoa var. quinoa y 34,8% (n = 8) a C. cf. carnosulum. Los restos determinados como Chenopodium sp. no se corresponden con la quínoa ni con C. cf. carnosulum, por lo cual, si bien estamos en condiciones de afirmar que no se trata de restos de la forma domesticada, puede tratarse de formas tanto malezoides como silvestres. En la Figura 2 se observa una distribución bastante uniforme de los restos en el patio, mientras que en el recinto habitacional la mayor densidad fue de C. cf. carnosulum. Esta última se presenta en ambos espacios asociada con la forma domesticada. Si bien C. carnosulum prospera por fuera de los campos cultivados, también puede estar presente en los mismos y participar del flujo génico con otros miembros del género. Por lo tanto, la consideramos como una maleza facultativa.
Análisis de procesamiento en granos del género Chenopodium
El 57% (n = 13) de los restos pertenecientes al género Chenopodium presentaron evidencias de procesamiento. El 43% (n = 10) restante demostró deterioro en su aspecto general que no permitió observar la existencia de marcas de procesamiento. Dado que los granos no poseyeron rasgos indicadores de cocción posterior al almacenamiento o a la desaponificación, como ser la separación del embrión del grano o las testas fuertemente plegadas (López Reference López2011; López et al. Reference María L., María, Planella, Belmar and Lema2015), estas etapas no serán abordadas en este trabajo.
La mayoría de los especímenes asignados a la especie C. quinoa var. quinoa no poseía pericarpio (de manera comparativa, se puede observar la presencia de este tejido en el material de referencia [Figura 3a]) y dos casos particulares mostraban ausencia de testa (Figura 3b). También se observaron evidencias que refieren a la deshidratación, rasgos dados por pliegues o arrugas de la testa tras su estiramiento y posterior retracción, sin roturas de esta y bien adherido al perisperma y embrión, posiblemente producto de un almacenado a corto tiempo (Figura 3c). Otros presentaron apariencia brillante e inflada, probablemente debido a la carbonización (Figura 3d).
El material de referencia de C. carnosulum presenta pericarpio (Figura 4a), mientras que en los restos analizados de esta especie observamos que ninguno presentó pericarpio, infiriendo así la evidencia de desaponificación (Figura 4b). En el resto de los especímenes que no pudieron determinarse a nivel de especie, algunos granos presentaron evidencias de desaponificación y otros de desaponificación y deshidratado (textura arrugada) producto del almacenado a corto plazo (Figura 5a). En el resto de los ejemplares el estado de preservación no permitió encontrar evidencias de procesamiento (Figura 5b).
En vista integral del sitio, en el recinto 1 o patio fue posible identificar procesamiento en el 91,7% (n = 11) de los restos recuperados pertenecientes al género Chenopodium. Los granos de C. quinoa var. quinoa y de C. cf. Carnosulum, así como los que no pudieron asignarse a un nivel específico, presentaron evidencias de desaponificación (Figura 6). En el recinto 2, en cambio, sólo se preservaron los caracteres de procesamiento en el 18,2% (n = 2) de los ejemplares. Los mismos eran restos de C. quinoa var. quinoa que presentaron caracteres ligados a la desaponificación y al almacenamiento posterior. En el resto de los granos no pudieron identificarse rasgos de procesamiento debido al estado de preservación.
Discusión
Este trabajo constituye un estudio preliminar sobre análisis de procesamiento de los restos pertenecientes al género Chenopodium recuperados en el sitio de Soria 2. Creemos que constituye la base para futuras investigaciones similares en otros sitios del Valle de Yocavil.
Distintas acepciones se desprenden de los resultados obtenidos en el sitio de Soria 2. En primer lugar, la recuperación conjunta del quenopodio doméstico cultivado (quínoa) con una variedad de crecimiento espontáneo (C. cf. carnosulum) sugiere que esta última no solo fue posiblemente maleza obligada (sensu Hartmann-Shenkman et al. Reference Hartmann-Shenkman, Kislev, Galili, Melamed and Weiss2015; Zohary Reference Zohary1950) de la primera, sino también que pudo ser tolerada (o incluso fomentada, cultivada sensu lato) y de esta manera ingresar a los recintos junto con la quínoa. Descartamos la erradicación ya que, si se hubiese llevado a cabo dicha práctica de forma intensiva y sostenida, no existiría posibilidad de ingreso de estas malezas a los recintos. Por tal, el desmalezado se habría realizado en el propio campo de cultivo y quizás C. cf. carnosulum haya sido descartada en las inmediaciones del mismo lugar. Asimismo, serían pocas las plantas que lograsen la fructificación, debido a que la limpieza en las parcelas se realiza antes de la generación de frutos para evitar la competencia entre las especies (López Reference López2011). No obstante, sus hojas pudieron ser consumidas en una primera instancia, cuando eran tiernas, tal como lo demuestra el registro etnográfico para C. carnosulum y otras malezas de Chenopodium spp. (Mujica y Jacobsen Reference Mujica, Jacobsen, Moraes R., Ollgaard, Kvist, Borchsenius and Balslev2006). Sin embargo, en este caso no habría granos maduros en el registro arqueológico como los recuperados en Soria 2. De igual manera, si hubiesen ingresado con las hojas, es llamativa su presencia en un porcentaje elevado en la asociación arqueobotánica del género; esta especie se desprende prontamente del perigonio a la madurez del fruto y debido al tamaño se dispersa fácilmente por agentes naturales (agua, viento y animales; Mujica y Jacobsen Reference Mujica, Jacobsen, Moraes R., Ollgaard, Kvist, Borchsenius and Balslev2006). Por tal, su hallazgo dentro de los recintos no se condice con su área de crecimiento, donde se esperaría su descarte durante el procesamiento poscolecta de trilla. Esta consideración del ingreso accidental debe ser contrastada con la intencional, en cuyo caso puede responder al consumo, principalmente la ingesta, de sus granos en alguna preparación dada sus características, principalmente la ausencia de pericarpio (ver más abajo). Si bien el contexto de recuperación no evidencia la presencia de guano carbonizado a modo de combustible, como en otros sitios andinos (Browman Reference Browman, Voight and Pearsall1989; Bruno y Hastorf Reference Bruno, Hastorf, Capriles and Tripcevich2016; Hastorf y Wright Reference Hastorf and Wright1998), el ingreso por medio del excremento de camélido es un punto a examinar en futuros trabajos.
Los granos del género Chenopodium recuperados en el sitio de Soria 2 se encontraron en estado carbonizado, de manera que se consideró la posibilidad que estos participaran en prácticas de procesamiento con cercanía al fuego. La carbonización experimental de granos con y sin procesamiento posdesaponificación, tanto en fogón doméstico y horno-mufla con temperatura controlada y atmósfera oxidante y reductora han demostrado distintos resultados a considerar (Aguirre et al. Reference Aguirre, Bertelli, Alarcón, Domínguez, Campy, Carrasco, Argarañaz and Borsella2015; Calo Reference Calo2010; López Reference López2011; López et al. Reference María L., María, Planella, Belmar and Lema2015). Bajo atmósfera oxidante los granos desaparecen completamente, pero bajo atmósfera reductora se observaron comportamientos diferenciales dependiendo de los ecotipos y etnovariedades a los cuales pertenecían. Si bien la desintegración y la formación de masas de perisperma son los resultados mayormente observados, muchos granos conservan, a modo general, su morfología, aunque se modifican en espesor o diámetro. Asimismo, aquellos no procesados no pierden el pericarpio, lo cual asegura que la carbonización no sería factor de la eliminación de dicho tejido. El análisis efectuado sobre un fogón etnográfico en Bolivia (López Reference López2011), si bien se corresponde con el proceso de desaponificación mediante tostado y no con la cocción, otorgó información sobre la recuperación y estado en que se encuentran los granos que caen accidentalmente al fuego. Así, en ese trabajo se observa que, de las cenizas del fogón, la quínoa carbonizada se presenta inflada o reventada, a veces con extrusión de perisperma, así como también granos tostados en distinta intensidad (leve, medio y fuerte) que mantienen su morfología, respetando en ambos casos las características de presencia y ausencia de pericarpio completo o en partes de los granos en proceso de desaponificación (López Reference López2011:Tabla 7). Ante lo expuesto y en función de las características observadas en los granos recuperados en Soria 2, creemos que estos no fueron producto del descarte directo en los fogones, sino que posiblemente hayan caído accidentalmente durante alguna práctica culinaria realizada con quínoas ya desaponificadas. Igualmente, consideramos que el bajo porcentaje de recuperación de estos ejemplares se debe probablemente a procedimientos cuidadosos durante la manipulación de los granos, semejantes a los registrados en la actualidad por López (Reference López2011), minimizando los accidentes y las pérdidas de alimento.
En nuestro caso encontramos que los granos, independientemente de la identificación taxonómica, no presentaron perigonio y la gran mayoría no presentó pericarpio. Un indicador arqueológico de las prácticas poscosecha es la ausencia de perigonio y la presencia de pericarpio completo o con alguna fisura de este tejido en alto porcentaje (50% o más; López Reference López2011; López et al. Reference López, Capparelli and Nielsen2011). Los granos van perdiendo el pericarpio a medida que avanza el procesamiento del desgranado, aunque al final del mismo no se encuentran granos con pérdida total de este tejido. La ausencia de pericarpio en nuestros restos estaría indicando que los mismos fueron carbonizados en una etapa posterior a la del almacenado. Asimismo, dada la ausencia de otras partes anatómicas de la planta, debe considerarse la posibilidad de que el procesamiento de desgranado de la panoja haya comenzado en espacios por fuera de los residenciales, tal como se observa en trabajos etnográficos actuales (Bruno Reference Bruno2008, Reference Bruno2014; López Reference López2011; López et al. Reference López, Capparelli and Nielsen2012).
Luego del almacenamiento, los granos continúan con un proceso que los hace aptos para el consumo (desaponificación). En la actualidad se registran distintas prácticas tradicionales de desaponificación, que implican la aplicación secuencial de diferentes técnicas (Bruno Reference Bruno2008; López Reference López2011). La aplicación de estas técnicas de desaponificación, dependiendo de la secuencia empleada, resulta en la pérdida total o parcial del pericarpio. Nuestros granos, en su gran mayoría, no poseen pericarpio, pudiéndose pensar que ello es producto de la desaponificación y no de la exposición al fuego. Tenemos además gran cantidad de granos sin testa. López (Reference López2011) ha registrado que, cuando los granos han perdido el pericarpo, existe una técnica de remojo que elimina completamente los remanentes de saponina, lo cual produce la separación de la testa del resto de la semilla por hidratación. Podríamos pensar que los restos que no poseen testa fueron expuestos a un proceso de desaponificación más largo y complejo, conociendo que en la actualidad esto se realiza para la obtención de harina (López Reference López2011). El remojo es un paso importante para la obtención de harina: los granos se dejan reposar en agua y luego estos son tostados, tras lo cual se muelen con molinos de tipo europeo o con conanas (piedra plana donde se muelen los granos). No obstante ello, teniendo en cuenta que ese tipo de procesamiento es característico en regiones alejadas del sitio analizado, podemos considerar el remojo previo a la cocción o para la elaboración de bebidas (tanto la chicha como la aloja se elaboran con diferentes frutos y granos, y la quínoa no es la excepción).
Pocos ejemplares presentaron evidencias de deshidratado. Probablemente esto haya sido producto de un corto tiempo de almacenamiento; la pérdida de humedad impidió su germinación posterior. El guardado de los granos desaponificados está asociado a áreas de cocina, ya que se mantienen generalmente en costales o bolsas pequeñas para su consumo diario en lapsos no prolongados ya que los granos carecen de su propia protección (la saponina; Lopez et al. Reference López, Capparelli and Nielsen2011). También se registraron restos con apariencia “inflada”, lo cual creemos que pudo ser provocado por la carbonización a la cual estuvieron expuestos los granos y no fue producto del procesamiento. Esto se debe a la expansión del perisperma sin extrusión, registrado en muchos granos del trabajo experimental en laboratorio (López Reference López2011).
Al analizar la distribución vemos que los restos de Chenopodium se concentraron en el patio y que el proceso de desaponificación se dio en la forma domesticada, la cual es el único taxón en el recinto 2 al que pudo realizarse el análisis de procesamiento. Resulta interesante que la desaponificación y el almacenamiento atraviesan y aúnan los distintos restos del género más allá de su determinación taxonómica y su carácter de silvestre, maleza o domesticado. Puede pensarse que en Soria 2, este complejo de quenopodiáceas fue aprovechado en conjunto y de manera similar.
C. cf. carnosulum y la quínoa se presentaron equitativamente en el patio de Soria 2. Se observaron concentraciones de restos de C. cf. carnosulum con evidencia de desaponificación en el nivel 5 junto a restos de Chenopodium sp. En el nivel 6 se concentran los restos de ambos taxones junto a restos de quínoa. Estas diferencias estratigráficas al interior del patio nos hacen pensar que, si bien el complejo de quenopodiáceas antes mencionado tuvo tratamientos similares en el procesamiento, C. cf. carnosulum no fue procesado necesariamente junto a la quínoa como si fuera una mezcla de taxones colectados y procesados juntos, como ocurre con ciertas plantas domesticadas y sus malezas acompañantes. Por lo contrario, C. cf. carnosulum pudo haber sido manipulado y consumido de manera independiente. Cabe destacar que en el nivel 5 y 6 del patio se recuperaron restos de algarroba con marcas de procesamiento, dándole coherencia a estos niveles en cuanto a actividades de procesamiento de vegetales. Sumado a esto, los artefactos de molienda se encontraron dispersos en este recinto, interpretado como un posible patio de actividades múltiples, no pudiéndose asignar un espacio particular o específico para la actividad de molienda (Carbonelli Reference Carbonelli2009). La presencia de los mismos en el patio donde se concentran las evidencias de procesamiento de restos vegetales también le otorga coherencia funcional a este recinto.
C. quinoa var. quinoa fue el único taxón del recinto 2 cuya preservación permitió identificar rasgos de desaponificación y almacenamiento. Este hecho, junto a que los granos de maíz sólo se presentaron en este espacio con características de procesamiento para almacenamiento (Petrucci y Lema Reference Petrucci and Lema2016), nos habla de una división entre patio y habitación dentro de la unidad doméstica que marca distintas actividades como procesamiento o almacenaje.
Conclusión
Pasar de las técnicas a las prácticas en los estudios arqueobotánicos resulta tan interesante como desafiante. Si tomamos en cuenta todos los restos analizados en este trabajo o los antecedentes que existen sobre sus modos de uso, procesamiento, consumo y descarte en el pasado y en el presente, podemos generar un panorama interesante acerca de las modalidades de transformación de los vegetales. De este modo, a partir de la delimitación de técnicas en cada caso, tenemos representadas distintas prácticas y espacios de procesamiento: de pretratamiento (“mejorado”) y guarda de granos.
La aplicación de este tipo de estudios a restos arqueobotánicos permite un acercamiento más detallado sobre las prácticas poscosecha que llevaban a cabo las sociedades en el pasado. En nuestro caso hemos visto procedimientos de mejorado de granos en malezas de la quínoa, lo cual no tiene correlato actual para C. carnosulum. Esto nos alerta sobre la necesidad no solo de ampliar los estudios actualísticos y experimentales sino también de atender las prácticas pasadas sin correlato en el presente.
Agradecimientos
Las investigaciones fueron realizadas en el marco de los subsidios PICT-2015-1578-FONCYT una beca posdoctoral otorgada por FONCYT. A las Dras. Verónica Lema, María Lelia Pochettino y Aylen Capparelli quienes ayudaron en todo el proceso de identificación y análisis de las muestras. A la Dra. Myriam Tarragó, directora del Proyecto Arqueológico Yocavil.
Declaración de disponibilidad de datos
Los datos y materiales a partir de los cuales se derivó este trabajo se encuentran disponibles en el Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.