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Eline van Ommen, Nicaragua Must Survive: Sandinista Revolutionary Diplomacy in the Global Cold War University of California Press, 2023, pp. 312

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Eline van Ommen, Nicaragua Must Survive: Sandinista Revolutionary Diplomacy in the Global Cold War University of California Press, 2023, pp. 312

Published online by Cambridge University Press:  28 January 2025

Vanni Pettinà*
Affiliation:
Ca’ Foscari University of Venice
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Abstract

Type
Reviews
Copyright
Copyright © The Author(s), 2025. Published by Cambridge University Press

En los últimos años, la Revolución sandinista ha recibido una atención creciente por parte de los historiadores. El libro de Eline Van Ommen, Nicaragua Must Survive, se inserta en un panorama historiográfico recientemente revitalizado por los trabajos de autores como Gerardo Sánchez Nateras (La última revolución: la insurrección sandinista y la Guerra Fría, Secretaría de Relaciones Exteriores, Dirección General del Acervo Histórico Diplomático, 2022) y Mateo Jarquín (The Sandinista Revolution: A Global Latin American History, University of North Carolina Press, 2024). El rasgo común de estas contribuciones es el de haberse enfocado en la dimensión internacional del conflicto nicaragüense y en la estrategia diplomática transnacional que los sandinistas lograron tejer. La capacidad de internacionalizar el conflicto, según estos autores, tendría que ser considerada como una de las características principales del éxito de la segunda, después del triunfo de la insurrección cubana en enero de 1959, y última revolución de la Guerra Fría latinoamericana.

En este contexto, el libro de Van Ommen opta para abarcar especialmente la forma en que los sandinistas lograron articular una sólida red de solidaridad que fuese más allá de los confines regionales del hemisferio occidental. En particular, Nicaragua Must Survive se concentra en la construcción de redes entre la dirigencia sandinista y el continente europeo. Sin embargo, el libro no se concentra solamente en el estudio de la interlocución entre el movimiento sandinista y los gobiernos de Europa occidental, sino también de su dinámica relación con grupos de activistas europeos comprometidos con apoyar el proyecto sandinista. Al mismo tiempo, el libro explora de forma original también la respuesta que gobiernos y activistas dieron a las demandas que procedían de los sandinistas.

El primer capítulo del libro tiene una función de introducción, en que la autora muestra cómo las bases de la estrategia diplomática global del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tuvieron sus raíces en la etapa insurreccional. Sin embargo, Nicaragua Must Survive concentra la mayoría de sus páginas en reconstruir el despliegue del internacionalismo sandinista y las respuestas europeas durante la compleja etapa de gobierno del movimiento, entre 1979 y 1990. Durante esos años, el FSLN tuvo que capear los intentos de la administración de Ronald Reagan para derrocar el régimen revolucionario por medio de presiones económicas y apoyando activamente la oposición paramilitar de los Contras en contra del FSLN.

La clave del suceso sandinista, el libro argumenta, fue la capacidad desarrollada por los sandinistas durante la etapa insurreccional y desplegada en los años de gobierno de atraer el apoyo de una vasta red de activistas, particularmente fuerte y organizada en Alemania y los Países Bajos, y de los gobiernos de Europa occidental. Como ya ha sido reconstruido por otros historiadores, los sandinistas fueron particularmente habilidosos tanto durante la etapa insurreccional como, aunque menos, en la de gobierno para mostrar una cara moderada y plural, alejada de la imagen de grupo marxista alineado con Cuba y la Unión Soviética. Esta estrategia permitió a la revolución volverse popular durante sus primeros años también entre grupos y gobiernos con sensibilidades ideológicas non necesariamente en línea con las posiciones de la izquierda armada y marxista. A esta tradición, en el fondo, los sandinistas pertenecían plenamente. Van Ommen complementa este dato ya adquirido por la historiografía mostrando, por ejemplo, que iniciativas concretas como la campaña de alfabetización fueron usadas habilidosamente por los Sandinistas para desplazar la mirada internacional de la componente ideológica más radicalmente marxista del movimiento hacia un tema aparentemente más neutral como la alfabetización del país. El libro reconstruye de forma muy persuasiva cómo sobre todo la red de activistas ayudó a los sandinistas a ganar en Europea occidental la batalla para la opinión pública. Esta victoria resultó importante porque proporcionó al FSLN cierta protección cuando, después de 1983, la administración Reagan aumentó sus presiones sobre los sandinistas.

Otro aspecto interesante del libro es su reconstrucción de las razones que, independientemente de la diplomacia sandinista, de las presiones de los activistas y de cuestiones ideológicas, permitieron al FSLN gozar de cierto apoyo político y económico por parte de los gobiernos de Europa occidental. Como el libro muestra, en momentos diversos, Alemania, Reino Unido, Francia, España o los Países Bajos otorgaron importante ayuda material y protección política al FSLN. Según la autora, fueron también las preocupaciones relacionadas con las dinámicas de la Guerra Fría que empujaron a los gobiernos occidentales a apoyar a los sandinistas después del 1979. En particular, los países europeos se vieron casi forzados en apoyar al FSLN, incluso cuando el movimiento empezó a radicalizarse mayormente durante los años 80, para impedir que este, empujado por la política de agresión lanzada por la administración de Reagan, se alineara de forma clara y decidida con el bloque oriental.

Quizás sea este punto una de las contribuciones potencialmente más originales del libro. Según Van Ommen, la necesidad de impedir que la crisis centroamericana, atizada por las políticas intervencionistas de Reagan, se escapara de control revitalizó la política exterior de la Comunidad Europea (CE), obligando sus integrantes a reforzar su coordinación en el ámbito internacional. La implicación es que la paulatina transformación de la CE en actor global tuvo en la necesidad de elaborar una estrategia más autónoma de Washington frente a los eventos centroamericanos uno de sus puntos de inflexión. Aunque Van Ommen suporta esta tesis con evidencias suficientes, deja también algunos puntos en suspenso. Por ejemplo, aunque es cierto que los países de la CE intentaron coordinarse frente a los acontecimientos centroamericanos, fueron, como el libro muestra, muchas las ocasiones de división que frustraron la elaboración de una estrategia común y más autónoma de la política militarista de Reagan. Un ejemplo de tales divisiones es la falta de una posición común frente al embargo proclamado por Washington en contra de los Sandinistas en el verano de 1985 (pp. 164–6). Por otro lado, es razonable afirmar que los eventos de América Central pudieron jugar un papel importante en estimular la formulación de una política exterior europea mayormente coordinada. Sin embargo, historiadores como Giuliano Garavini (After Empires: European Integration, Decolonization, and the Challenge from the Global South 1957–1986, Oxford University Press, 2012) han argumentado con cierta razón que los pródromos de ese proceso se pueden encontrar ya en los estímulos que la revolución petrolera de los años 70 generó para la elaboración de una respuesta común al reto lanzado por los países productores de petróleo. Esta anotación no niega que la tesis de Van Ommen sea válida; sin embargo, plantea la necesidad de matizarla y de contextualizarla mejor en un proceso cronológica y temáticamente más amplio y complejo.

A pesar de esta observación, el libro de Van Ommen constituye una contribución valiosa y original a la discusión sobre la historia de la revolución sandinista. Nicaragua Must Survive teje en una única narración elementos de historia diplomática y de los movimientos sociales, con una mirada que se mueve de forma ágil entre la reconstrucción de la perspectiva histórica de los sandinistas, de los activistas de las redes de solidaridad y de las principales cancillerías europeas. El libro es, en este sentido, otra contribución importante a la historia descentrada de la Guerra Fría latinoamericana que, desde hace dos décadas, ha buscado la elaboración de una perspectiva mayormente plural sobre la historia del periodo en la región.