El impacto que la Guerra Civil Española tuvo en el imaginario social y político cubano de la década de 1930 y posteriormente al comienzo de la Revolución Cubana ha sido documentado en libros como el de Ramón Nicolau (1981), las memorias de José María Chacón y Calvo (2006) o el análisis del exilio republicano español en Cuba de Jorge Domingo Cuadriello (2009). Con frecuencia, las crónicas del activista y escritor Pablo de la Torriente Brau se citan como ejemplo paradigmático que cautivó a toda una generación de cubanos que entendió la defensa de la república española frente al fascismo como un deber transnacional, porque resistir el embate del fascismo en España significaba frenar su avance también en suelo cubano. De esta premisa parte el libro de Ariel Mae Lambe que llena un vacío historiográfico al centrar su atención en otras figuras menos estudiadas (como Teté Casuso) al tiempo que analiza el desarrollo del movimiento antifascista desde su fase previa en la lucha contra el Machadato hasta el final de la Guerra Civil Española.
El libro se divide en seis capítulos, además de introducción, conclusión y un postscript interesantísimo que lleva la discusión al campo de la memoria, los forzados olvidos y la continuidad del activismo durante la Revolución Cubana. La autora comienza su recorrido en el periodo de 1920 a 1935 para luego centrarse en el capítulo dos en el movimiento antifascista en Cuba a través de la solidaridad con el pueblo etíope frente a la invasión de la Italia fascista en 1935. El capítulo es excelente al conectar el espacio simbólico que Etiopía ocupaba entre la comunidad afrocubana durante el siglo diecinueve hasta la década de 1930. La autora argumenta de manera convincente que el panafricanismo y el fenómeno de la diáspora son condiciones necesarias para entender de manera amplia el movimiento antifascista afrocubano (60).
Uno de los grandes logros del libro es destacar la crucial importancia de Teté Casuso en la historia del activismo antifascista en Cuba, una contribución escasamente analizada (o directamente silenciada) hasta el presente libro, debido al ostracismo sufrido por Casuso quien, tras colaborar en la lucha revolucionaria que derrocó a Fulgencio Batista en 1959, rompió con la Revolución Cubana en octubre de 1960 debido a sus convicciones anticomunistas (211). Lambe traza sus primeros pasos como una joven líder universitaria (en el capítulo 1) durante las revueltas que culminaron con la caída de Gerardo Machado en la revolución de 1933 y la posterior consecución de la autonomía de la Universidad de la Habana. Casuso fue quien llevó el decreto gubernamental desde el palacio presidencial hasta la universidad, ocasión que recordaba como la más solemne e importante de su vida (47)—hasta la fundación de la Asociación de Auxilio al Niño del Pueblo Español (AANPE) en febrero de 1937 y que ella misma dirigió hasta 1938. El capítulo 4 es un análisis detallado de la campaña de la AANPE en sus diferentes iniciativas recaudando fondos y reuniendo ropa en sucesivas colectas que consiguieron, por ejemplo, enviar en el invierno de 1939 doce mil piezas de abrigo a España (127).
El libro estudia de manera más amplia las diversas aristas del antifascismo cubano, desde las logias masónicas (capítulo 5) a la pluralidad política de la izquierda cubana (anarquistas, socialistas, trotskistas y comunistas) en el capítulo 6, para finalmente argumentar cómo Batista se sirvió del fuerte movimiento antifascista (ejemplificado en su alianza con el partido comunista en 1938) para cimentar su imagen de líder populista, ya que durante aquellos años el discurso político más popular estaba impregnado de la causa antifascista, especialmente tras la adhesión de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos a la causa antifascista (187-193). En definitiva, una excelente contribución al campo de la historia y las relaciones transatlánticas entre España y Cuba.