1. INTRODUCCIÓN
A principios del siglo XX, el tema de la desigualdad salarial de género de las trabajadoras industriales era un problema observado por los sectores más progresistas de la sociedad argentina, como muestra la siguiente anécdota de Alfredo Palacios:
“El Dr. Palacios en una visita que hizo a las fábricas de Montevideo en compañía del gran autor de Ariel, Rodó, tuvo oportunidad de observar la diferencia entre los salarios de las mujeres y de los hombres. Creyó que podría provenir porque el trabajo de las mujeres fuera inferior y en este sentido consulto la opinión del industrial. Este le manifestó que, por el contrario, prefería el trabajo de la mujer al del hombre. No podía hacerse esperar la pregunta del doctor Palacios inquiriendo la causa de la diferencia de salarios y el industrial, en su mentalidad inferior, creyó responder satisfactoriamente al decir: “Ganan menos, porque son mujeres”Footnote 1.
Hace más de dos décadas que se incrementa el interés de los investigadores sobre los niveles de vida, la desigualdad y su relación con el crecimiento y el desarrollo, además del impacto de las políticas económicasFootnote 2. En parte, estos desarrollos se basan en los grandes avances en los estudios previos sobre precios y salarios, así como en estudios comparativos internacionalesFootnote 3. Se ha relacionado la desigualdad salarial con el crecimiento, el libre comercio, o la globalizaciónFootnote 4. Entre las desigualdades salariales, se ha trabajado sobre el diferencial por capacitación (Skill Premium), como un incentivo a la capacitación y desarrollo del capital humano. Así como el diferencial por género (Gender Wage Gap, en adelante GWG), interpretado como la resultante de restricciones culturales y/o económicas. Este último es un tema de gran importancia, en relación con el trabajo femenino y su remuneración.
El mundo laboral femenino en el período que se aborda en este artículo es un tema complejo. En primer lugar, por componerse de trabajo no asalariado y asalariado. En este segundo conjunto, las mujeres trabajaban tanto en el sector industrial (objeto de este trabajo) como en el sector servicios (educación, comercio, servicio doméstico, etc.). En segundo lugar, estaba condicionado por paradigmas culturales, con fuerte impacto económico. Por ejemplo, en el concepto de complementariedad del trabajo femenino con respecto al masculino, o de transitoriedad (Barrancos Reference Barrancos2007).
Si bien el trabajo de las obreras argentinas, tanto en el pasado como en la actualidad, es un área de investigación que cuenta con excelentes trabajos, aún no se dispone de series largas y continuas de salarios de las trabajadoras industriales, y menos del GWGFootnote 5. Teniendo en cuenta lo mencionado, en este trabajo se presentan series de salarios de obreras de la ciudad de Buenos Aires, entre 1903 y 1942. Estas series permitirán abordar el nivel y evolución del salario de las obreras, así como calcular y analizar el GWG, en su contexto económico, social e histórico. Los datos se relevaron de una fuente oficial, publicados por el Departamento Nacional del Trabajo de Argentina (en adelante DNT)Footnote 6.
De esta manera se cubre un vacío historiográfico (para el espacio y el período), y se proponen algunas hipótesis acerca de la evolución de la remuneración de las trabajadoras y el GWG, en el contexto de la economía argentina y el mercado laboral de la ciudad de Buenos Aires.
Con los objetivos propuestos, y utilizando las fuentes mencionadas, en primer lugar, se presentará un breve estado de la cuestión. Luego se expondrá el contexto económico, demográfico y del mercado de trabajo de Buenos Aires. En tercer lugar, se describe y analiza el nivel y evolución de los salarios de las obreras y obreros, y el GWG. El trabajo cierra con unas breves consideraciones finales, y una propuesta de agenda de investigación en el futuro.
2. BREVE ESTADO DE LA CUESTIÓN
Un elemento importante en el debate es el impacto del cambio tecnológico en la desigualdad salarial. Al mismo tiempo, se asocia este cambio con la globalización y sus consecuencias, con políticas económicas, como el libre comercio, o con desarrollos indetenibles, como el cambio tecnológico.
En general, se entiende el concepto de desigualdad en economía desde el punto de vista del consumo, del gasto, o del ingreso. Dentro del ingreso, el foco se ha puesto en el salario. Las diferencias salariales se entienden como originadas por la capacitación (skill premium), por tareas (obreros y empleados administrativos – “cuello blanco o azul”), por sector industrial (intra o inter-sectorial), y más recientemente por género.
Estos diferenciales se explicarían por características del mercado de trabajo. Por ejemplo, por políticas comerciales. El libre comercio incentivaría la demanda de ciertos productos en detrimento de otros, afectando la demanda de trabajo en diversos sectores. O por características propias del mercado de trabajo (oferta y demanda). En este sentido, el nivel de capacitación (y sus incentivos) y/o el nivel educativo (y de escolarización) impactan en la productividad de la mano de obraFootnote 7. Lo cual también se ha relacionado, a su vez, con el cambio tecnológicoFootnote 8.
También se ha puesto en consideración el contexto histórico, y la relación entre economías con diferente grado de desarrollo. Por ejemplo, se ha señalado que el impacto de estos cambios es diferente según sean economías en desarrollo medio, desarrolladas, o pobres (Camou et al Reference Camou, Maubrigades and Thorp2016). Asimismo, el proceso histórico tiene impacto explicativo. Los procesos de Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI) de los países en desarrollo durante parte del siglo XX, se entienden como parte de las explicaciones de la evolución de las diferencias salariales. En el mismo sentido, el proceso de globalización y/o del libre comercio, podrían explicar los cambios en los diferenciales de salariosFootnote 9.
Desde otros puntos de vista, también se interpreta que las políticas públicas son definitorias en la evolución de los diferenciales salariales, mediante diversos elementos: regulaciones de los salarios, nivel de empleo público, poder sindical, los subsidios (y consecuentemente los comportamientos rent-seekers), etc.
En la teoría económica, se suele abordar de manera tradicional la desigualdad salarial desde la perspectiva de la demanda en base a dos criterios (Esquivel Reference Esquivel, Novick and Palomino2007): discriminación (diferentes salarios por el mismo trabajo/tarea) o segregación (diferentes trabajos y salarios según grupo o género)Footnote 10. Para el caso de la discriminación en general, el método tradicional de análisis es entender los motivos de diferentes salarios por motivos “explicables” (justificables) o por motivos “no explicados”Footnote 11. La discriminación “pura” sería el segundo caso. La segregación se puede entender como intersectorial (horizontal) u ocupacional (vertical)Footnote 12.
Un caso de desigualdad salarial es el producido por las diferencias de género (GWG). En el marco amplio de los estudios de género, desde el punto de vista salarial se ha logrado avanzar en conocer y analizar este diferencial.
El GWG se entiende como diferentes salarios por igual o similar trabajo o actividades. Pero sin dejar de reconocer la existencia de diferencias salariales de otras características, como segregación horizontal y vertical, la división de tareas por género, o el llamado “techo de cristal”Footnote 13.
La historiografía también ha relacionado el GWG en el marco de la globalización, con el crecimiento y el desarrollo económico, sea como causa o consecuencia. Se entendió la existencia de una evolución en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, en relación con el contexto histórico, que en parte explica el diferencial de salarios, así como su relación con el desarrollo económicoFootnote 14. Para el caso de Argentina, este esquema ha sido cuestionado, y se ha entendido que este ingreso al mercado laboral podría estar relacionado con la concentración de capital en cada sector industrial (Rocchi Reference Rocchi, Gil Lozano, Pita and Ini2001).
Otros trabajos llevan a pensar que los enfoques económicos son insuficientes para comprender toda la magnitud y complejidad de la discriminación salarial por género. Se índice en que el trasfondo es una cultura patriarcal, con sistemas sociales, políticos y culturales donde la discriminación de género está muy arraigada y naturalizadaFootnote 15.
Acerca de las trabajadoras en Argentina durante el período de este artículo existe una historiografía amplia e importante. Entre los antecedentes, se pueden citar los trabajos de Spalding (Reference Spalding1970) y Guy (Reference Guy1981). Trabajos más recientes, en línea con la historiografía internacional, han abordado el tema en profundidad, como los casos de Barrancos (Reference Barrancos2007) y Lobato (Reference Lobato2007). Sobre la ciudad de Buenos Aires, Queirolo (Reference Queirolo2005 y Reference Queirolo2012) y Feijoo (Reference Feijoo and Armus1990) ahondaron en las condiciones de las trabajadoras, los paradigmas culturales y los deslizamientos entre diferentes actividades.
El universo del trabajo femenino en la ciudad de Buenos Aires es también objeto de intenso y debatido estudio. Por ejemplo, si bien las estadísticas oficiales muestran que alrededor del 25% de los trabajadores de la ciudad eran mujeres en la primera mitad del siglo XX (por ejemplo, en el Censo de 1914), otras visiones impresionistas (con cierto nivel de certeza) observan que este porcentaje sería más cercano al 50% (Queirolo Reference Queirolo2019). De las cifras oficiales, el 28% de las mujeres estarían ocupadas en industria y comercio, mientras que el otro 72% se repartiría en otras ocupaciones (servicio doméstico, trabajo a domicilio, trabajo de oficina y docencia)Footnote 16. Las discusiones historiográficas se basan en la invisibilización del trabajo femenino, como se ha mencionado anteriormenteFootnote 17.
Con respecto a la nacionalidad de los trabajadores, según el Censo de 1914 un 70% del total sería extranjero, siendo mucho menor este porcentaje entre las trabajadoras (Rocchi Reference Rocchi, Gil Lozano, Pita and Ini2001). Con el tiempo las cifras serían aún menores: en 1938 poco más del 26% de las trabajadoras no era nativaFootnote 18.
Muy interesantes e importantes son las investigaciones sobre trabajadoras en distintos sectores: industria de la carne (Lobato Reference Lobato1990), del dulce (Scheinkman Reference Scheinkman2017), industrias gráficas (Badoza Reference Badoza and Knecher Lidia1994), calzado (Kabat Reference Kabat2007), vestido (Pascucci Reference Pascucci2007), trabajo rural (Roggio Reference Roggio2001) y servicio doméstico (Allemandi Reference Allemandi2015)Footnote 19. Estos excelentes trabajos abordan, en mayor o menor medida, el problema de la desigualdad salarial, con los datos de que disponen. Por ejemplo, Scheinkman (Reference Scheinkman2017) calcula con los datos de que dispone el GWG para algunos años de la primera mitad del siglo XX. Así, observa un crecimiento del diferencial en el período. Para las trabajadoras del servicio doméstico, Allemandi relevó algunos datos de salarios disponibles en la prensa. También Graciela Queirolo (Reference Queirolo2005) trabajó con el tema salarios, incluyendo algunos datos de algunos años, señalando el GWG para algunas actividades.
De la revisión de la historiografía, se observa que existe una ausencia en la investigación con respecto a series extensas, continuas y homogéneas de salarios de trabajadoras industriales en su conjunto en la ciudad de Buenos Aires, así como un cálculo del GWG.
3. EL CONTEXTO ECONÓMICO Y EL MERCADO LABORAL EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
Para comprender la evolución de los salarios, se hace necesario observar la evolución de la economía en general, y del mercado de trabajo. A grandes rasgos, estamos en presencia de una economía abierta al comercio mundial, basada en la exportación de materias primas. El patrón de crecimiento se basaba en el ingreso de capitales y mano de obra extranjera, el incremento de la superficie agropecuaria, y políticas de libre comercioFootnote 20. En ese marco, el PIB per capita creció casi tres veces (gráfico 1).
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GRAFICO 1 PIB per capita de Argentina, 1900–50 (100=1900)
Fuente: Cortes Conde (Reference Cortes Conde2008, p. 306–307).
Según se observa en el gráfico, si bien la tendencia era ascendente, no estuvo exenta de caídasFootnote 21. La economía argentina sufrió el impacto negativo de tres eventos globales: las dos guerras mundiales y la Gran Depresión. La I Guerra Mundial generó una caída significativa de la actividad económica. Implicó una reducción de las importaciones, con lo cual creció el déficit fiscal, y se redujo el gasto y la obra pública. Esta crisis de la I Guerra Mundial, se inicia a mediados de 1912 (antes del inicio del conflicto bélico), y finaliza con el crecimiento de 1918.
La crisis de los años 30 también significó una caída en la actividad, pero no tan pronunciada como la anterior. Las características generales fueron similares, pero había cambiado, en parte, la estructura económica urbana. La II Guerra Mundial parece haber detenido brevemente (en algunos años) la tendencia de crecimiento, pero no generó una caída de la magnitud de los eventos anteriores (estancamiento 1941–42, y caída en 1943).
La caída del PIB durante la I Guerra Mundial no impactó de manera equitativa en todos los sectores. Es posible observar las diferencias por actividad, en parte, sobre la base de las transformaciones en la estructura industrial urbana. Con la I Guerra Mundial se inició o dio impulso a un proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), para abastecer la demanda interna frente a la caída en las importaciones. Se redujo fuertemente el rubro construcción (tanto pública como privada), mientras que la manufactura no descendió sensiblemente (CEPAL 1958, p. 4–6). En particular, las industrias del tabaco, textil (incluyendo confección) y alimentos casi no sufrieron la caída de la actividad económica (CEPAL 1958, p. 11–12).
Con el fin del conflicto, parte de estas industrias continuaron creciendo, y atravesaron la crisis de los años 30 y la II Guerra Mundial con éxito. Según Newland (Reference Newland2017), una de las razones era la alta rentabilidad de estas empresas, en comparación con otros sectores de la economíaFootnote 22. Además, industrias como la textil o de alimentos, basadas en parte en ventajas como el acceso a la materia prima, no sufrieron tanto en períodos de crisis del sector externo. La reducción de las importaciones generaba una demanda interna. A grandes rasgos, estas industrias se beneficiaban de las crisis del comercio mundial. Otros sectores, como la construcción, sufrieron las crisis y crecieron en los momentos de auge económico. La construcción dependiente del presupuesto (obra pública), cayó frente a las crisis y el ajuste fiscal. La construcción privada, también cayó aunque quizá en menor medida dada la dependencia del crédito (en gran parte público) y del ahorro y la inversión.
La economía y la estructura productiva condicionaba el mercado de trabajo desde la demanda. Se hace necesario también observar cómo se comportó la oferta de mano de obra, la cual se relaciona directamente con la evolución de la población (gráfico 2). El proceso de crecimiento demográfico que tomó impulso a fines del siglo XIX contaba con el ingreso masivo de inmigración de ultramar.
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GRÁFICO 2 Población de la ciudad de Buenos Aires (1903–1944)
Fuentes: Elaborado con los datos de Comisión Nacional del Tercer Censo Nacional (1916), Dirección Nacional de Investigación, Estadística y Censos (1947), Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires (1906–1910–1938), y Martínez (Reference Martinez2019).
La población de Buenos Aires creció tres veces durante el período y su composición cambió. Hasta la crisis del 30, el crecimiento se basó con tendencia decreciente en la inmigración de ultramar. Después de la crisis, el impulso se explica por las migraciones internas y el crecimiento vegetativo hasta estabilizarse en tres millones de habitantes desde 1947.
La I Guerra Mundial generó un cambio en el flujo migratorio y desaceleró el crecimiento demográficoFootnote 23. De allí en adelante, la tendencia de ambos disminuye. Es interesante señalar el cambio en la composición de género. Entre fines de la década de 1920 y comienzos de la de 1930, se produce la inversión de la tasa de masculinidad. En la primera parte, como consecuencia de las migraciones ultramarinas, había más hombres que mujeres. En la segunda se invierte, aumentando la cantidad de mujeres hasta superar al total de varones.
Los eventos globales redujeron o invirtieron los flujos migratorios al mismo tiempo que se iniciaba un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones. Ambos son datos claves para comprender la evolución general del mercado de trabajo urbano de Buenos Aires. El mismo estuvo influido por la dinámica económica general y la evolución demográfica local. Los datos disponibles de ocupación y desempleo muestran grandes fluctuaciones entre 1914–1930 (Cuadro 1).
CUADRO 1 Trabajadores industriales y desempleo en la ciudad de Buenos Aires (1914–1930)
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Fuentes: Dirección General de Estadística Municipal (1925, p. 272) y Shipley (Reference Shipley1977, p. 348).
a En las primeras décadas del siglo XX la definición y medición de la ocupación obrera estaba basada en encuestas a los empleadores. El concepto de desempleo actual no se utilizaba. El interés de los especialistas era conocer el nivel de ocupación. Con la crisis de 1930 se realiza el primer censo de desempleo de Argentina (1933). Véase Figuerola (Reference Figuerola1942). La columna de porcentaje de desempleo es un cálculo realizado por Shipley (Reference Shipley1977) al calcular la Población Económicamente Activa (sobre la base de los censos, datos de inmigración, etc.) y el total de ocupados relevados por el DNT.
La población obrera ocupada durante la I Guerra Mundial fue objeto de estudio por parte de las instituciones estatalesFootnote 24. Se puede observar una gran flexibilidad en la ocupación y en los salarios, tanto para las obreras como para los obreros. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ocupación por género se diferenciaba por sectoresFootnote 25. Según las fuentes, predominaban los varones en sectores muy afectados por las crisis, como la construcción (pública como privada) mientras que las mujeres se empleaban en actividades favorecidas por la caída de las importaciones: la industria textil, gráfica y de alimentos.
La evolución del desempleo refleja la crisis generada por la I Guerra Mundial, en particular en 1917 cuando alcanza el 30%. Esto se habría producido en un clima de caída de la actividad económica y emigración de la mano de obra, así como aumentos de los precios.
En 1920 el desempleo cae a menos del 17% como resultado de la recuperación económica de posguerraFootnote 26. Aún con la crisis de 1921–21, que incrementó el desempleo al 20%, la década de 1920 sugiere un alto nivel de ocupación, con un mínimo de desempleo en 1928. La crisis global iniciada en 1929 impactó en el desempleo, que superó el 15% en 1930Footnote 27.
Las cifras de empleo industrial muestran que el porcentaje de las mujeres fluctuó entre el 22–23% del total de ocupados desde 1914 a 1920. En la década de 1920 disminuyó la participación a un mínimo del 19% en 1930. Es decir, hubo un incremento mayor en la cantidad de hombres ocupados. En cifras absolutas, de un mínimo de 62.000 mujeres ocupadas en la industria en 1917, se llegó a un máximo de casi 92.000 en 1926, que luego se redujo a más de 82.000 en 1930.
Si bien no se dispone de datos, se conoce que en la década de 1930 el trabajo fabril de la mujer experimentó un crecimiento importante en particular por el auge de la industria textil algodonera (Rocchi Reference Rocchi, Gil Lozano, Pita and Ini2001). Una estimación de cómo se distribuían las trabajadoras por sector indica que en 1938 más del 45% estaba en la industria textil, un 20% en confección, poco más del 12% en alimentación y más del 5% en industrias gráficasFootnote 28.
Estos datos nos ofrecen un marco general del mercado de trabajo industrial de la ciudad de Buenos AiresFootnote 29. En la sección siguiente se analiza la evolución de los salarios.
4. SALARIOS REALES DE OBRERAS Y OBREROS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Para la construcción de las series de salarios se tomaron los salarios por día de obreras y obreros industriales, cualificados y no cualificados, entre 1903 y 1942. Los datos corresponden a establecimientos industriales de la ciudad, relevados por la División de Estadística del DNT entre 1903 y 1942 y confirmados por los datos publicados en el Anuario Estadístico de la Ciudad de Buenos AiresFootnote 30. El DNT realizaba un relevamiento estadístico de la cantidad de obreras y obreros de toda la ciudad, y sus respectivas ocupaciones y salariosFootnote 31.
Entre 1902 y 1913 los datos de salarios de obreros corresponden a trabajadores de la construcción. Albañiles, como trabajador con oficio (cualificado) y peones, como trabajador no cualificado, en relación de 25 y 75 por ciento respectivamenteFootnote 32. Se utilizó esta categoría tanto por tener la mayor cantidad de datos y permitir construir la serie más extensa y continua como por ser una categoría utilizada en los trabajos internacionales sobre salarios. Asimismo, dada la cantidad de empleados en el sector se consideran datos representativos. De las mismas fuentes, para el periodo1902–1913 se relevaron los datos de salarios de obreras, cualificadas y no cualificadas, de las siguientes categorías: tejidos de punto - confección (costureras, zurcidoras, operarias), alpargatas (oficialas y operarias), fábricas de fósforos (cortadoras, llenadoras, estampilladoras, doceneras y empaquetadoras)Footnote 33.
Para los años 1914–1922 se tomaron los datos de salarios de varones y mujeres, promedio total de los salarios pagados, de obreras y obreros, publicados por el Boletín del DNT en la Revista de Economía Argentina y en el Anuario Estadístico de la Ciudad de Buenos AiresFootnote 34. El control de diferentes fuentes permitió corregir erratas en algunos datos. Para los años 1923–1930 se tomaron los datos de salarios de varones y mujeres (cualificados), promedio total de los salarios pagados por género publicados por la Crónica Mensual del DNT en la Revista de Economía Argentina, y también en el Anuario Estadístico de la Ciudad de Buenos AiresFootnote 35. En los años 1923, 1924, 1925 y 1927, no hubo publicación de datos de salarios femeninosFootnote 36. Para el año 1942 se utilizan los datos relevados por la División de Estadística del DNTFootnote 37. Corresponden a salarios de obreros cualificados y peones de la construcción, y salarios de obreras cualificadas y no cualificadas de industria.Footnote 38.
Las series de salarios nominales se convirtieron en salarios reales con el índice de precios al consumidor (IPC) construido por el DNT para el período 1914–1942 (Lanata, Reference Lanata Briones2016). Para el período 1903–1913 se utilizó el IPC construido por Cuesta (Reference Cuesta2012a). El GWG se calculó como la diferencia entre el Salario Masculino y el Salario Femenino (en porcentaje)Footnote 39.
A continuación, se presenta en primer lugar el comportamiento de los salarios reales (Gráfico 3). En la primera década del siglo XX, así como creció el PBI y la población, aumentó el salario real tanto de las mujeres como de los varones. Entre 1903 y 1912, acompañando el crecimiento de la economía argentina (Gráfico 1), subieron los salarios de las obreras y obreros de la ciudad de Buenos Aires. En gran parte como resultado de luchas obreras por la subida de salarios y condiciones de trabajo, así como del aumento de la productividad general y del PIB. Se observa que aumenta en mayor medida el salario masculino teniendo en cuenta que se parte de un salario femenino muy bajo en el año inicial.
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GRÁFICO 3 Salario real de obreras y obreros industriales en la ciudad de Buenos Aires (1903–1942) (en pesos constantes de 1903)
Fuentes: Boletín Mensual del Departamento Nacional del Trabajo de Argentina, Crónica Mensual del Departamento Nacional del Trabajo (1907–1935) y Departamento Nacional del Trabajo (1943). IPC de Cuesta (Reference Cuesta2012a) y Crónica Mensual del Departamento Nacional del Trabajo (1907–1935). Ver texto.
Es llamativo que desde los años previos a la I Guerra Mundial comienza un descenso de los salarios masculinos, mientras aumentan levemente los femeninos (entre 1912–13). El proceso de la crisis económica de la I Guerra Mundial comienza hacia mediados de 1912 y se cierra hacia 1918. Durante los años de la Gran Guerra (1914–1918), con la caída de la actividad y del PIB caen los salarios de los obreros mientras se sostiene el salario de las obreras. Entre 1916 y 1919 caen ambos: el salario masculino muy por debajo de los niveles de inicio de siglo, el de las mujeres a poco menos de los valores de 1903.
Durante la I Guerra Mundial disminuyó la inmigración y creció la emigración. Por tanto, y dado que la inmigración era fundamentalmente masculina, hubo una reducción de la fuerza de trabajo masculina (el flujo migratorio se tornó negativo)Footnote 40. Con respecto a los salarios de obreros, la caída en la demanda resultó en una caída de los salarios. Como resultado, aumentó la emigración. Pero el nivel de los salarios femeninos no cayó en la misma medida que los masculinos. ¿Se sostuvo la demanda de mujeres en el mercado de trabajo?
Si bien ya se estaba produciendo un crecimiento de la “argentinización” de la clase obrera, se puede además inferir que el cambio en los flujos migratorios internacionales habría generado un aumento relativo de la mano de obra femeninaFootnote 41. Sin embargo, esta evolución dispar de los salarios también debe explicarse desde elementos que afectan a la demanda de mano de obra.
Las cifras son claras con respecto a una fuerte caída en la ocupación total ya desde 1913 (Cuadro 1). Desde el lado de la demanda, se puede plantear como hipótesis que, con la crisis de la I Guerra Mundial, el impacto fue diverso. Según los datos de CEPAL (1958, p. 4–12) la caída en la actividad económica durante la I Guerra Mundial se sintió fuertemente en la construcción pública y privada, fue leve en la industria manufacturera y casi imperceptible en la industria de los alimentos. Por el contrario, los sectores industriales como el textil (incluyendo confección), tabacos y cueros continuaron su crecimiento. En parte esto se explica porque se derrumbaron los ingresos fiscales, con lo cual hubo un ajuste vía reducción de la obra pública, es decir, construcción. Estos puestos de trabajo eran fundamentalmente masculinos por lo que cayó la demanda de obreros varones. Al mismo tiempo, el proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) tomó impulso durante los años de la guerraFootnote 42. En particular en los sectores textil y alimentos donde la participación de las obreras era muy importanteFootnote 43. El DNT ya lo había hecho notar con respecto a la actividad de alimentación y textil y en particular de obreros/as no cualificadosFootnote 44.
En paralelo, también se podría pensar que un contexto de crisis, y dado que el salario de las obreras era menor, pudo haber un efecto de reemplazo por costes (“desplazamiento”). Mientras se reducía la plantilla masculina, se retenía la femenina, que cayó en valores absolutos menos que la masculina (ver Cuadro 1). Por otro lado, Rocchi (Reference Rocchi, Gil Lozano, Pita and Ini2001) sostiene que el proceso de concentración de capital implicó un aumento de la participación de las mujeres en la plantilla laboral, en la década de 1920Footnote 45. Quizá un proceso similar pudo haberse producido ya desde la I Guerra MundialFootnote 46.
Desde 1920 en adelante se incrementaron los salarios de obreras y obreros estabilizándose a mediados de la década. Los femeninos en niveles superiores a los previos, y los masculinos a niveles similares a la primera década del siglo XX.
El crecimiento de la actividad económica en la década de 1920, y el que los salarios reales recuperaran el nivel de la primera década del siglo XX, sugieren que la caída en la desigualdad parece no haber sido muy importante Footnote 47. En todo caso, frente la gran caída de los salarios reales masculinos durante la guerra, la recuperación colocó el poder de compra a niveles de 1903–1912. Los datos disponibles del PIB per cápita (Gráfico 1) podrían confirmar esta tendencia de largo plazo, así como los datos de CEPAL (1958, p. 2).
En resumen, finalizada la crisis económica de la I Guerra Mundial se recuperaron los salarios. La tendencia muestra que se estabilizan en la década de 1920 en diferentes niveles con respecto a las décadas previas. Los datos de la década de 1940 permiten observar un leve aumento de los salarios reales femeninos y masculinos (en mayor medida de estos últimos). Esta evolución coincide con lo conocido al respecto acerca del impacto de la II Guerra Mundial, la actividad industrial y el proceso inflacionario.
El comportamiento y nivel de los salarios nos permite calcular la evolución del diferencial salarial por género (GWG). Este fluctuó de manera considerable durante el período (gráfico 4). El GWG entre 1903 y 1911 estuvo entre el 60 y el 70%. En 1912 inició un descenso hasta alcanzar un mínimo del 37% en 1915, manteniéndose por debajo del 50% hasta 1918. Al año siguiente se incrementó al 58%, para descender en la década de 1920: en los primeros años por debajo del 50%, y en el resto de la década por debajo del 40%. En la década de 1940 se observa un leve incremento, superando el 40%Footnote 48.
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GRÁFICO 4 Gender Wage Gap en la ciudad de Buenos Aires (1903–1942)
Fuentes: Ver gráfico 3. Se calculó el GWG como el porcentaje de diferencia entre el salario de las mujeres con respecto al de los varones (SV-SM/SV*100).
Una evolución similar, pero con diferentes niveles y explicaciones, se observa en el GWG en Inglaterra, Estados Unidos y FranciaFootnote 49. En los países en conflicto durante la I Guerra Mundial, la movilización de tropas obligó a las mujeres a ingresar a las fábricas, y en particular en las de material bélico. En ese contexto de aumento de la demanda, y no exento de luchas por condiciones de trabajo y salarios, se incrementó el salario femenino y se redujo el GWG. Al final de la guerra, aumentó, pero sin llegar a los niveles previos.
El incremento de la desigualdad en la primera década del siglo XX podría explicarse por las características económicas y socio–culturales del mercado de trabajo. El incremento en la actividad económica y en la conflictividad obrera habría posibilitado el aumento de los salarios masculinos en mayor medida que los femeninos. Dentro del grupo de la clase obrera, paradigmas culturales como el de la domesticidad femenina, en conjunción con la visión del salario femenino como complementario del masculino, explicarían el incremento de la desigualdadFootnote 50.
En la década de 1910 el GWG desciende desde 1912, y con fuerza desde 1914 como consecuencia del impacto económico de la I Guerra Mundial (1914–1917). En párrafos anteriores se ha visto el comportamiento del GWG en los países participantes del conflicto bélico, y sus explicaciones. Claramente estas no son válidas para el mercado de trabajo argentino. Una hipótesis probable de la reducción del GWG en Buenos Aires se debería colocar en las condiciones de la economía, que al igual que Europa, primaron sobre los patrones culturales. Si bien cayó el PIB, la caída en las importaciones implicó una demanda insatisfecha local que fue cubierta con un aumento actividad industrial sustitutiva (fundamentalmente textil y alimenticia). Esta actividad empleaba fundamentalmente mujeres. Asimismo, en otros sectores se podría haber dado un efecto “desplazamiento” de mano de obra femenina por masculina. De ahí que el salario femenino cayera menos que el masculino en el caso de Buenos AiresFootnote 51.
Finalizada la guerra, y con el incremento en la actividad industrial, se incrementó en mayor medida el salario masculino en los primeros años posbélicos. Luego, a lo largo de la década de 1920, el GWG se estabilizó, con una leve caída. Esto puede explicarse en parte por la menor cantidad de mujeres ocupadas. Los paradigmas culturales mencionados anteriormente pudieron haber actuado como un elemento que expulsara a las mujeres de la industria pasada la crisis de la I Guerra Mundial.Footnote 52 Por otro lado, es posible que, por razones culturales y económicas, las trabajadoras se desplazaran de los trabajos industriales a otros de diferente apreciación socio-cultural, como administrativos, comerciales, etcFootnote 53. El incremento el GWG en la década de 1940, con la observación de que la información es de 1942 (en plena II Guerra Mundial), sugiere que la tendencia previa continuó.
Resumiendo, el GWG entre 1903 y 1942 muestra varias tendencias. En la primera década del siglo se mantuvo por encima del 60%. Comenzó a caer en los años previos a la I Guerra Mundial hasta romper la barrera del 40% durante los años del conflicto. A la salida de la crisis bélica creció rápidamente hasta superar el 55%, para caer tres años después nuevamente por debajo del 40%. Esto inicia una nueva tendencia, levemente ascendente, que llega a poco más del 40% en 1942.
5. CONSIDERACIONES FINALES
A lo largo de este trabajo se han presentado y analizado series de salarios de obreras industriales, así como el diferencial salarial por género, para la ciudad de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX.
El GWG ha sido analizado por la historiografía sobre la base de patrones culturales (como muestra, por ejemplo, la anécdota de Alfredo Palacios con que se introduce este trabajo)Footnote 54.
Sin embargo, además de la presencia de condiciones culturales estructurales sobre la remuneración del trabajo femenino, también se constata el impacto de factores económicos sobre el mercado de trabajo y que influyen sobre los salarios modificando el GWG.
Durante el período de este trabajo, la economía argentina creció sustantivamente aun sufriendo el impacto de tres eventos globales: las dos guerras mundiales y la gran depresión. En parte, continuó un proceso de crecimiento iniciado a fines del siglo XIX, basado en las exportaciones primarias, apertura comercial y fuerte inmigración de ultramar. El impacto de las crisis globales redujo o invirtió los flujos migratorios modificando el mercado de trabajo urbano, al mismo tiempo que se iniciaba un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones.
La población de Buenos Aires creció de manera sostenida durante todo el período. Sin embargo, la I Guerra Mundial generó un cambio en el flujo migratorio, y desaceleró el crecimiento demográfico. Después de la guerra, el crecimiento demográfico continuó pero a menor tasa. La crisis del 30 volvió a impactar en la tasa de crecimiento al igual que la II Guerra Mundial. En 1947, la ciudad alcanzó su máximo de población (3 millones de habitantes), que con leves modificaciones continúa hasta hoy.
También se produjo un cambio en la composición por género de la población. Hasta 1930, como consecuencia de las migraciones ultramarinas, había más hombres que mujeres en la ciudad. Después de esa fecha, cambia el patrón, aumentando la cantidad de mujeres y superando al total de varones.
El mercado de trabajo urbano estuvo influido por la dinámica económica general y la evolución demográfica local. Los datos disponibles de empleo muestran grandes fluctuaciones entre 1914–1930. Esto sugiere alta flexibilidad en el mercado laboral, así como en los salarios, tanto para las obreras como para los obreros. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ocupación por género se diferenciaba por sectores. Predominaban los varones en sectores como la construcción, mientras que las obreras se ocupaban en otros sectores, como la industria textil y la de alimentos.
En ese contexto, el trabajo describe y analiza el nivel y evolución de los salarios femeninos y el GWG. El salario real de los obreros se incrementó en mayor medida que el de las obreras entre 1903 y 1912, por lo cual el GWG creció. Pero desde 1913 hasta 1919, la evolución del salario real femenino fue diferente al masculino, en nivel y magnitud, reduciéndose el GWG a los valores mínimos del período. Este aumento relativo del salario femenino también ocurrió en los países beligerantes, pero por motivos diferentes. Una posible explicación para el caso de Buenos Aires radica en que, por la caída en el comercio mundial, y por tanto de las importaciones argentinas, se inició un proceso de industrialización sustitutiva. Estas industrias, en especial la textil y alimenticia, habrían ocupado a las mujeres en mayor medida lo que aumentó la demanda. Al mismo tiempo, la crisis local habría frenado la actividad económica general, en particular el gasto público y la construcción que ocupaba mano de obra masculina lo que redujo la demanda de mano de obra masculina. Esta interpretación es consistente con los datos disponibles sobre desempleo.
Terminada la I Guerra Mundial, los salarios masculinos se recuperaron rápidamente, volviendo el GWG a porcentajes previos a la guerra. Después de la crisis de posguerra (1920–21), el GWG desciende al 40%, y se mantiene estable. Los datos de la década del 1940 sugieren una continuación de la tendencia con un leve incremento.
Resulta interesante observar que el GWG se reduce en contextos de caída económica, como la I Guerra Mundial aunque debe tenerse en cuenta que el GWG debe explicarse de manera multicausal. En este indicador se pueden observar cambios o tensiones de los paradigmas económicos, sociales, políticos y culturales patriarcales, en especial en una sociedad capitalista periférica. Estas tensiones, en parte, se comprueban en la legislación de la época sobre trabajo de mujeres y de niños.
Estos resultados abren nuevos interrogantes para la investigación. En primer lugar, se debería avanzar en la comparación internacional, regional y global, con mayor detalle y series que cubran todo el siglo XX. En segundo, es necesario contar con nuevas fuentes, como por ejemplo los salarios de las trabajadoras domésticas y las docentesFootnote 55.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al personal de la biblioteca del Banco Central de la República Argentina, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (en particular a la bibliotecaria Silvana dos Santos) y del Centro de Información y Documentación del Ministerio de Hacienda de la República Argentina. También agradecemos los comentarios de Carlos Newland, Ricardo Salvatore y de los evaluadores anónimos de la revista.
APÉNDICE
TABLA A1 INDICE DE SALARIO REAL DE OBRERAS Y OBREROS INDUSTRIALES DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES (1903–1942), 100=1903
![](https://static.cambridge.org/binary/version/id/urn:cambridge.org:id:binary:20221108013440249-0601:S021261092000021X:S021261092000021X_tab2.png?pub-status=live)
TABLA A2 GENDER WAGE GAP EN LA INDUSTRIA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES (1903–1942)
![](https://static.cambridge.org/binary/version/id/urn:cambridge.org:id:binary:20221108013440249-0601:S021261092000021X:S021261092000021X_tab3.png?pub-status=live)