La caída intempestiva de un imperio involucra cambios sustanciales en todas sus estructuras organizativas, que implican la readecuación de las prácticas cotidianas de todos sus integrantes, independientemente de su condición social, para lograr sostener las formas de reproducción acostumbradas. En el caso del Imperio inca, el impacto ante un enemigo desconocido, la incertidumbre de las poblaciones alejadas al centro del estado, donde se produjo una violenta y resistida caída de la capital en manos de Pizarro, llevó a que las poblaciones de todo el territorio que abarcaba el Tawantinsuyu, rápidamente desplegaran diferentes estrategias de subsistencia ante la envestida del español (Bray Reference Bray and Shimada2018; Malpass y Alconini Reference Malpass, Alconini, Malpass and Alconini2010; Rostworowski de Diez Canseco Reference Rostworowski de Diez Canseco1999; Rowe Reference Rowe2003; Saignes Reference Saignes1987). Una de ellas, de índole religiosa, fue la de refortalecer el culto a los ancestros como una solución transitoria al hostigamiento español. Es posible que el culto solar, promulgado inicialmente por Pachacuti Inca Yupanki para homogeneizar y legitimar las creencias incaicas en todos los territorios, haya pasado a un segundo plano por considerárselo parte de la vulnerabilidad del inca, al no franquear la derrota ante los invasores (Ramírez Reference Ramírez2008). En este escenario, el culto a los ancestros (DeLeonardis y Lau Reference DeLeonardis, Lau and Silverman2004; Kaulicke Reference Kaulicke1998, Reference Kaulicke, Millones and Kapsoli2001; Martínez Cereceda Reference Martínez Cereceda1995) pudo resurgir como una alternativa para implorar por el amparo necesario. Argumentamos que en el Pucará de Tilcara se realizaron eventos religiosos en torno a la muerte. Para ello, retomamos la distinción propuesta por Ian Morris, quien, siguiendo a Gluckman (Reference Gluckman1937), define al culto a los ancestros como “those rituals that provide continued access to the deceased in the afterworld” (Morris Reference Morris1991:149), mientras que reserva el término rituales mortuorios para las ceremonias de pasaje que separan a los muertos de los vivos. El culto a los ancestros tiene diferentes expresiones materiales, entre las que figuran la exhibición pública de momias en plazas, espacios abiertos o patios, entre otros indicadores (DeLeonardis y Lau Reference DeLeonardis, Lau and Silverman2004).
En la Quebrada de Humahuaca, la resistencia a la conquista europea se prolongó durante seis décadas (1536-1595 dC; Salas Reference Salas1945; Sánchez Reference Sánchez2004). Esta región, caracterizada como una de las principales wamani o provincias incaicas del Noroeste argentino, se vuelve un ejemplo de contraofensiva comparable a la producida en los Valles Calchaquíes (Tarragó Reference Tarragó and Tarragó2001; Williams Reference Williams2004). La geomorfología de la Quebrada claramente contribuyó a la defensa natural de sus habitantes. Este valle encajonado no sólo permitía el resguardo entre sus escarpadas quebradas laterales, sino también dificultaba el tránsito a quienes desconocían la región por sus estrechos pasos en la quebrada troncal, surcada por el Río Grande. El Pucará de Tilcara, ubicado estratégicamente en el sector central de esta quebrada, funcionó como capital de esta wamani (Otero et al. Reference Otero, Cremonte, Ochoa and de los Ángeles Muñoz2018; Figura 1). Este sitio concentra una serie de evidencias arqueológicas que permiten caracterizar parte de estos procesos de resistencia y la reconfiguración de las identidades locales ante la inminente llegada de un enemigo ajeno al ámbito andino.

Figura 1. Plano del Pucará de Tilcara, ubicado en el sector central de la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, Argentina. Vistas de las áreas reconstruidas del poblado y fotografía general tomada de Google Earth (2020).
En este trabajo presentamos los resultados del análisis interdisciplinario de un contexto funerario único para la región, siendo que las prácticas funerarias más frecuentes en la Quebrada son los entierros directos de párvulos y adultos, la colocación de infantes dentro de ollas, sepulturas en cámaras funerarias y entierros secundarios, por mencionar algunos (Adaro Reference Adaro2002; Scaro y Otero Reference Scaro and Otero2019). En ocasiones, estas prácticas implicaron la reocupación de espacios abandonados, tratamiento respetuoso de los muertos y la relocalización de entierros primarios (Otero et al. Reference Otero, de la Asunción Bordach and Mendonça2017).
El caso aquí presentado se trata del hallazgo de los restos de una mujer adulta con un numeroso y variado acompañamiento mortuorio, encontrada en el patio de un gran taller especializado en trabajo artesanal del Pucará de Tilcara, utilizado durante la ocupación incaica. Los estudios bioantropológicos y de entomología forense permitieron caracterizar su condición de salud, edad, sexo, plantear hipótesis sobre su procedencia y el tipo de tratamiento mortuorio que recibieron sus restos, los cuales, de acuerdo con la evidencia, no fueron sepultados. La comparación de estos resultados con otros contextos funerarios del Pucará, sumado al tipo de elementos incorporados como ofrendas y la ubicación de su cuerpo, permiten proponer que esta mujer pudo haber contado con un destacado estatus social y haber sido venerada en el marco del culto a los ancestros.
Una mujer en contexto
El Pucará de Tilcara funcionó como un centro de primera jerarquía durante la dominación incaica de la Quebrada de Humahuaca. Durante el auge de su ocupación posiblemente se posicionó como capital de la wamani de Omaguaca, en articulación con otros centros administrativos, tambos, campos agrícolas y principales puntos religiosos, entre ellos santuarios de altura y otras wak'as —es decir, entidades sagradas del Paisaje Ritual (Ochoa y Otero Reference Ochoa and Otero2020). Este centro político, de más de 18 ha, se instaló sobre un poblado preexistente, llegando a ampliar su traza edilicia para albergar a más de 2.500 personas. Esta ampliación fue planificada no sólo para organizar las actividades religiosas y administrativas, sino también para concentrar numerosos talleres especializados en la producción de bienes suntuarios y de alto valor simbólico, confeccionados en distintas variedades de roca y metal. Entre los talleres se emplazaban edificios ceremoniales y espacios de habitación, posiblemente ocupados por representantes del imperio y miembros de alto rango social de la comunidad local (Otero Reference Otero2015). En relación con otros sitios del Noroeste argentino, también ocupados por el inca, el Pucará cuenta con numerosos objetos de filiación cuzqueña.
La cantidad de talleres instalados en el Pucará, la compleja cadena operativa identificada en cada uno de ellos, la circulación de variadas materias primas y de los bienes manufacturados, han provisto de evidencias para postular que la matriz productiva de esta wamani, junto a la agricultura intensiva, tuvo su peso puesto en la producción a gran escala de bienes artesanales de fina calidad y posiblemente uso selecto, principalmente de objetos de alabastro. En este contexto, esta matriz, inserta en una estructura política con una marcada impronta religiosa, debió contemplar una intervención estatal directa para la apropiación y control de las fuerzas y medios de producción. La regulación de esta producción artesanal debió implicar un fuerte impacto social en las formas productivas de las comunidades locales y la readecuación de sus actividades, incluso ante la presencia de mitimaes, grupos de trabajadores especializados trasladados por la administración central del Tawantinsuyu, siguiendo determinadas estrategias de política económica y ecológica (Rostworowski de Diez Canseco Reference Rostworowski de Diez Canseco1999; Rowe Reference Rowe2003). Por otro lado, es posible que hayan existido jerarquías entre los propios artesanos. Hasta el momento, se reconocieron diferentes tipos de unidades domésticas y productivas instaladas en diferentes sectores del Pucará. En la cima de este poblado se concentraron talleres lapidarios y de metalurgia, destinados a la manufactura de objetos que presentaran características similares a los hallados en el Cuzco y Valle Sagrado (Ochoa y Otero Reference Ochoa and Otero2020; Otero et al. Reference Otero, Cremonte, Ochoa and de los Ángeles Muñoz2018).
En uno de estos talleres, se avanzó en la excavación de un patio artesanal, denominado Estructura 7 del Sector Z. En este patio, de 8 × 9 m de diámetro, fue colocado sobre su superficie y en posición flexionado el cuerpo de la mujer adulta anteriormente mencionada. Durante la excavación, se pudo identificar que parte del piso que se extendía por todo el patio, conformado por una capa de sedimento arcilloso de 10 cm de espesor, fue removido para colocar lo que debió ser el fardo funerario. Si bien no se encontraron restos de textiles, un rasgo que es habitual en la Quebrada por la escasa conservación de materiales orgánicos, es posible que esta mujer haya estado vestida y recubierta por telas, considerando las costumbres funerarias andinas. Incrustados en el piso se encontraron herramientas utilizadas para el desarrollo de la metalurgia y el trabajo lapidario. También se identificaron fogones, que tenían asociados piezas cerámicas fragmentadas, huesos de distintas especies animales, carbones, semillas y marlos. Estas evidencias demuestran que además de las tareas artesanales, en este espacio se procesaban alimentos —quizás fueron consumidos por los trabajadores que lo ocuparon. Un aspecto para destacar es que asociados al muro norte de este patio y rodeando el sector de las extremidades inferiores de la mujer se encontraron más de 35 kg de bloques de sílices traslúcidos, que viran del gris al blanco. Si bien se detectaron lascas de estos pedernales de diferente tamaño por todo el piso del patio, los bloques junto a los restos óseos aparecieron dispersos entre sí. Vale mencionar que la sílice fue una de las materias primas más aprovechadas para el desarrollo de la industria lapidaria en el Pucará (Ochoa y Otero Reference Ochoa and Otero2020).
Durante la extracción del cráneo y los huesos de la sección del tórax fueron halladas una placa de metal, con un marcado reborde perforado, confeccionada por una aleación de oro y plata, 28 cuentas de turquesa procedentes posiblemente del norte de Chile, y cientos de microcuentas de hueso (Figura 2). El análisis de los sedimentos tomados del sector de los hombros y cuello reveló la presencia de polen de flores de laureles (Cinnamomum porphyrium; Ocotea puberula), provenientes de las Yungas o selvas de altura (Méndez et al. Reference Méndez, Sánchez, Otero and Lupo2019).

Figura 2. (a) Ollita Humahuaca Inca N/R; (b) puco Humahuaca Inca, N/R decorado en su interior por una figura espiralada; (c) puco negro; (d) cuentas de collar; (e) y (f) placas de oro (fotografías tomadas por Clarisa Otero). (Color en la versión electrónica)
En el sector del abdomen se detectaron cuatro piezas cerámicas casi completas. Entre ellas la base de un cántaro rojo pulido que contenía un fragmento de cráneo de mamífero inmaduro no identificado, una ollita Humahuaca Inca Negro sobre Rojo (N/R), un puco negro que conservaba el acropodio (falanges) del miembro anterior de camélido, restos de maíz y dos placas rectangulares de oro, también perforadas, y otro puco N/R decorado en su interior por una figura espiralada, con restos de vegetales carbonizados (Figura 2). También, próximos a los restos óseos de la mujer se detectó un tubo de hueso, similar a los referenciados como parte de trompetas, una punta de proyectil de basalto, dos morteros, uno de ellos con impregnaciones de cobre y el otro de hematita, y algunos panes de pigmentos. Si bien se identificaron fragmentos de huesos de animales, en su mayoría de camélidos, un rasgo distintivo fue la detección de especies dispuestas como ofrendas que hasta el momento no se conocían para la región. Se trata de la mandíbula de un cuis doméstico (Cavia porcellus; López Geronazzo et al. Reference López Geronazzo, Otero, Álvarez and Marcos2019) y los huesos de una extremidad de un lagarto de la familia Teiidae (Salvator merianae o Teius teyu), del área chaco-salteña, encontrados en el sector del abdomen que pudieron haber sido colocados entre los tejidos del fardo funerario (Otero et al. Reference Otero, Akmentins and Quinteros2021). Actualmente se conoce que ambas especies guardaban un importante valor simbólico en ritos propiciatorios, y en el caso de los lagartos hasta se les adjudica propiedades curativas (Rösing Reference Rösing1990).
Otros objetos aparecieron de forma dispersa, entre ellos se recuperaron fragmentos de un plato ornitomorfo negro pulido, la mitad de un puco Rojo Bruñido, tiestos de cerámicas de origen local, mayormente de estilo N/R, y un pequeño mortero de piedra impregnado de pigmento rojo. Para precisar el momento de su defunción se realizó una datación por AMS, que permitió estimar que se produjo a fines del período Incaico o inicios del período Hispano-Indígena (primera mitad del siglo diecisiete dC: fechado sobre hueso de talón de la mujer: 376 ± 27 aP los dos rangos calibrados al 68,2% de probabilidad: 1542-1625 cal dC (54,8%) y al 95,4% probabilidad: 1476-1630 cal dC (94,1%); (calibrados con el programa OxCal v4.3.2, Bronk Ramsey Reference Bronk Ramsey2017).
Durante las últimas excavaciones, fueron hallados a 2 m de los restos de la mujer, numerosos huesos articulados de un camélido juvenil, que podrían indicar la colocación de partes de este animal como ofrenda. Si bien este contexto se encuentra aún bajo estudio, durante su excavación pudimos reconocer que presenta diferencias con los habitualmente detectados en la Quebrada de Humahuaca (Belotti López de Medina Reference Belotti López de Medina2012). Estas diferencias responden a una selección etaria en cuanto a este ejemplar, ya que en otros contextos se pudo identificar que aparecen individuos adultos en su mayoría.
Materiales y métodos: Resultados
Análisis bioantropológico
La determinación del sexo se realizó a través de la observación macroscópica de los rasgos morfológicos del cráneo y de la pelvis (Acsádi y Nemeskéri Reference Acsádi and Nemeskéri1970; Bass Reference Bass1981; Buikstra y Ubelaker Reference Buikstra and Ubelaker1994). Para la estimación de la edad se tuvieron en cuenta los siguientes rasgos: el grado de fusión de las epífisis, el estado y la obliteración de las suturas craneanas, la erupción y calcificación de los dientes, la sínfisis púbica y la superficie auricular del ilion (Buikstra y Ubelaker Reference Buikstra and Ubelaker1994; Meindl y Lovejoy Reference Meindl and Owen Lovejoy1985; Milner et al. Reference Milner, Wood, Boldsen, Stinson, Katzenberg and Saunders2000; Molnar Reference Molnar1971; White y Folkens Reference White and Folkens2005). La determinación de la deformación artificial del cráneo se realizó de acuerdo con los criterios establecidos por Dembo e Imbelloni (Reference Dembo and Imbelloni1938), Cocilovo y coautores (Reference Cocilovo and Héctor2011) y Cocilovo y Varela (Reference Cocilovo and Varela2010). Entre los indicadores bioarqueológicos de estilo de vida y estado de salud se consideraron el estrés nutricional-metabólico a través del análisis de hiperostosis porótica, cribra orbitalia y líneas de hipoplasia del esmalte. Respecto a los indicadores de dieta se analizaron las caries, pérdida dental antemortem, procesos infecciosos, procesos periapicales y desgaste del esmalte dental (Hillson Reference Hillson1996; Molnar Reference Molnar1971). En referencia al estrés ocupacional se buscó determinar la presencia de enfermedades degenerativas y estrés músculo esqueletal. Para establecer si sufrió traumas se tuvieron en cuenta: fracturas, hundimientos y marcas de corte. Asimismo, se evaluó la presencia de infecciones a través de la identificación de periostitis (Aufderheide y Rodríguez-Martín Reference Aufderheide and Rodríguez-Martín1998; Dias y Tayles Reference Dias and Tayles1997; Goodman et al. Reference Goodman, Lallo, Armelagos, Rose, Cohen and Armelagos1984; Huss-Ashmore et al. Reference Huss-Ashmore, Goodman and Armelagos1982; Larsen Reference Larsen1997; Ortner y Putschar Reference Ortner and Putschar1985; Waldron Reference Waldron2008).
Los resultados indican que se trató de una mujer de aproximadamente treinta años con deformación craneana del tipo tabular erecta. Esta práctica tiene una alta predominancia en las poblaciones de la Quebrada de Humahuaca, del mismo modo que la deformación tabular oblicua (Cocilovo y Varela Reference Cocilovo and Varela2010). Estudios previos de 159 individuos de la población del Pucará de Tilcara observaron una mayor proporción de masculinos deformados tabulares erectos y predominio de femeninos tabulares oblicuos (Fuchs et al. Reference Fuchs, Valdano, Varela and Cocilovo2016). El tipo de deformación que presenta esta mujer es acorde a los tipos encontrados en la Quebrada y regiones aledañas al Noreste argentino, lo que podría indicar su identidad social propia de su grupo local de pertenencia.
En relación con su estado de salud, se detectaron pocas caries, desgaste dental moderado, evidencias de enfermedad degenerativa de tipo leve en la epífisis distal de ambos húmeros y no se registraron evidencias de patologías relacionadas al estrés nutricional o metabólico. Asimismo, no se registraron evidencias de trauma.
Análisis de estroncio
Teniendo en cuenta la particularidad del entierro, se realizaron análisis de estroncio radiogénico (87Sr/86Sr) y elementos traza en una muestra ósea (un fragmento de costilla) y dental (premolar) para evaluar la posibilidad de movilidad de la mujer entre localidades distintas a lo largo de su vida. Los análisis se realizaron en el Archaeological Chemistry Laboratory (Arizona State University), bajo la dirección de la Dra. Kelly Knudson, de acuerdo con la metodología publicada en Knudson y Price (Reference Knudson and Douglas Price2007).
Los resultados del análisis (Tabla 1) permiten señalar que la mujer habitó durante su infancia en un lugar con una señal isotópica distinta al de sus últimos años antes de morir en la Quebrada de Humahuaca. Teniendo en cuenta que el esmalte dental de los premolares concluye su depositación a los 9 años de edad (Hillson Reference Hillson1996) y el hueso tiene una tasa de remodelación de 10 años aproximadamente, el estroncio biodisponible procedió de dos fuentes claramente diferentes para la formación de esmalte y hueso respectivamente. En este sentido, el mayor desafío es poder definir los valores locales de estroncio 87Sr/86Sr biodisponible y esto se realiza a través de la modelación de paisajes isotópicos a partir del uso de varios proxies para el conocimiento de la línea de base isotópica (Evans et al. Reference Evans2009; Frei y Frei Reference Frei and Frei2011; Kootker et al. Reference Kootker, van Lanen, Kars and Davies2016). No disponemos hasta el momento de valores de 87Sr/86Sr para la Quebrada de Humahuaca de rocas, suelos, fauna actual o material arqueológico, lo que hace imposible determinar los rangos de estroncio local, si bien este vacío no debilita la interpretación del origen foráneo de la mujer.
Tabla 1. Valores de 87Sr/86Sr.

Scaffidi y Knudson (Reference Scaffidi and Knudson2020) elaboraron un mapa predictivo de valores de 87Sr/86Sr para los Andes prehispánicos a partir de materiales y restos humanos arqueológicos publicados en Argentina, Bolivia, Chile y Perú. En este trabajo se observó que los valores se incrementaban claramente en sentido este–oeste, con los valores radiogénicos menores en la costa norte y central de Perú y el centro de Chile (0,70384 a 0,70951) y los valores radiogénicos más altos en el altiplano boliviano, la vertiente oriental de los Andes y las yungas (0,7112 a 0,72388) acercando al valor de esmalte dental de la mujer de Tilcara al primer conjunto (zona occidental de los Andes) y el valor óseo al segundo conjunto (sector oriental de los Andes).
Estudio de la fauna cadavérica
La entomología forense es una disciplina que realiza el análisis de los artrópodos que colonizan los cadáveres con el objetivo de estimar el tiempo del deceso y caracterizar el proceso de descomposición del cuerpo en base a la fauna asociada (Centeno y Aballay Reference Centeno, Aballay, Roig-Juñent, Claps and Morrone2014). Si bien esta línea de investigación, denominada también arqueoentomología (Huchet y Greenberg Reference Huchet and Greenberg2010), presenta algunas otras aplicaciones, para la arqueología argentina aún resulta una herramienta novedosa empleada en el estudio de los restos de fauna cadavérica que aparecen asociados a los cadáveres humanos y de otros vertebrados, hallados en distintos sitios arqueológicos y/o paleontológicos. En Argentina existen pocos antecedentes de su utilización (Centeno et al. Reference Centeno and Serrán2009; Fugassa et al. Reference Fugassa, Martínez, Centeno, Pérez de Micou, de Mandri and Burry2009).
El principal aporte de analizar los restos de fauna cadavérica es el de reconstruir el proceso de descomposición del cadáver a partir de la información que brinden los insectos. Los restos de la mujer recuperada en el Pucará de Tilcara presentaban abundante fauna cadavérica asociados a la pelvis, el abdomen y el tórax. Esta abundancia resulta llamativa, considerando que en las excavaciones de otros entierros en la Quebrada no fueron detectados insectos asociados a los restos esqueletales (ref. de dichos estudios arqueoentomológicos).
La fauna colectada fue estudiada en microscopio binocular estereoscópico y las determinaciones taxonómicas fueron realizadas en base a las claves de Greenberg y Szyska (Reference Greenberg and Szyska1984), Háva y Kalík (Reference Háva and Kalik2005), Oliva (Reference Oliva and Salomón2002) y Oliva y Di Iorio (Reference Oliva, Di Iorio, Claps, Debandi and Roig-Juñent2008); las listas de especies o familias encontradas se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2. Fauna cadavérica hallada entre los restos.

Notas: * = numerosos, no fueron contados; s/d = especie no identificada; ** = identificada en base al hemiélitro.
Fueron encontrados puparios de moscas cadavéricas: un pupario es una especie de cápsula formada por la última cutícula larval donde la larva se transforma en mosca adulta. Los puparios encontrados pertenecieron a moscas cadavéricas del género Compsomyiops, probablemente a Compsomyiops fulvicrura (Robineau-Desvoidy; Figura 3). También se hallaron fragmentos corporales de escarabajos cadavéricos de las familias Silphidae e Histeridae, junto con distintas evidencias del accionar de escarabajos derméstidos, como pellets: excrementos queratinizados de larvas, y exuvias: mudas larvales, todos dejados por larvas de estos escarabajos, que se alimentan de los últimos restos cadavéricos secos, como piel, pelos y faneras, esqueletizando el cadáver. Dada las características de los hemiélitros encontrados, los pellets y las exuvias podrían pertenecer a Dermestes peruvianus (Laporte de Castelnau), aunque no pudo identificarse adecuadamente la especie por no contarse con los ejemplares completos (Figura 3).

Figura 3. (a) Puparios; (b) fragmentos corporales de escarabajos cadavéricos de las familias Silphidae e Histeridae; (c) y (d) pellets: excrementos queratinizados de larvas, y exuvias: mudas larvales (fotografías por Clarisa Otero and Néstor Centeno). (Color en la versión electrónica)
Los antecedentes bibliográficos sobre la entomofauna cadavérica de la Quebrada de Humahuaca son escasos. Mariluis y Mulieri (Reference Mariluis and Mulieri2003) no citan a C. fulvicrura para el área de la Quebrada de Humahuaca en su estudio sobre las Calliphoridae de Argentina. Sin embargo, dicha especie fue hallada en experimentos de descomposición cadavérica de porcinos realizados en Humahuaca (Fernández Salinas Reference Fernández Salinas2014), donde Calliphoridae fue la especie más abundante respecto a las otras. Asimismo, fue registrada en una serie de experiencias de campo en Tumbaya y la Quebrada de Humahuaca (Fernández Salinas et al. Reference Fernández Salinas, Centeno and Zamar2018, Reference Fernández Salinas, Centeno and Zamar2019). Puede suponerse entonces que C. fulvicrura fue en el pasado una especie colonizadora primaria y dominante en las sucesiones cadavéricas, tanto como lo es ahora.
Respecto a la sucesión faunística en la comunidad cadavérica actual, en la experiencia realizada en Humahuaca (Fernández Salinas Reference Fernández Salinas2014) pudo establecerse la fauna asociada a los diferentes estadios de descomposición, en donde C. fulvicrura aparece asociada a los primeros estadios (fresco, enfisematoso, colicuativo), disminuyendo su abundancia en los estadios finales, cuando el cadáver se seca y se reduce por la acción de los coleópteros derméstidos, hasta su esqueletización completa. En el mencionado trabajo, fueron registrados todos los estadios de descomposición hasta la esqueletización, con una importante participación de coleópteros de la familia Dermestidae (Dermestes maculatus en este caso) asociado a los estadios finales.
La fauna que aparece en esta experiencia de descomposición es compatible con la hallada en los restos de la mujer, con C. fulvicrura como especie dominante, la misma que se registra en Humahuaca, junto con un intenso accionar de escarabajos derméstidos en el proceso de esqueletización final, evidenciado por fragmentos corporales y la abundancia de pellets y exuvias de dichos escarabajos.
Esto resulta un fuerte indicio de que el cadáver de la mujer experimentó todos los estadios del proceso de descomposición sin ninguna dificultad para que los insectos accedieran a colonizar el cuerpo. Además, la presencia de puparios en los sedimentos indica que las larvas se alimentaron en el cuerpo y luego lo abandonaron para empupar en el mismo sitio, lo que es un indicio de que el proceso de descomposición del cuerpo transcurrió en el sitio donde fue hallado.
Es destacable la presencia de un pupario de C. fulvicrura dentro de otro pupario de la misma especie. Esto indica que hubo un solapamiento generacional que determinó que cuando una primera generación emergió como adulta, dejando el pupario libre, hubo una larva de una segunda generación que se introdujo en el pupario vacío para empupar, completando su transformación en adulto. Este fenómeno indica que durante un lapso el cadáver fue apto para la alimentación de las larvas (los tejidos estaban aún húmedos). Este lapso no puede estimarse con certeza dado que se desconoce la duración del ciclo vital de esta especie y la temperatura a la que estuvo sometida. Sin embargo, tentativamente en base a la duración mínima del ciclo vital en las Calliphoridae, es factible que la primera generación haya demorado al menos 10 días desde su eclosión del huevo hasta dejar el pupario vacío, y que la segunda haya empupado dentro de aquel durante mínimamente 7 días. Esto indica que las fases iniciales podrían haber tenido al menos una duración de 17 días, para luego continuar con etapas reductivas hasta la esqueletización.
Discusión
El análisis bioantropológico de los restos de la mujer, junto al estudio entomológico, permitieron avanzar en la detección de un nuevo tipo de tratamiento mortuorio hasta el momento no reconocido para la Quebrada de Humahuaca. La fauna cadavérica indicó que el cuerpo de la mujer sufrió un proceso de descomposición completo a la intemperie, desde el estado fresco hasta la esqueletización. El lapso del proceso completo hasta arribar a la esqueletización no se puede establecerse con certeza dado que es muy variable. En el único experimento de descomposición realizado en la Quebrada de Humahuaca (Fernández Salinas Reference Fernández Salinas2014), los dos cerdos expuestos difirieron en el lapso empleado para arribar al estadio de esqueletización: el cerdo situado al sol demoró sólo 20 días, mientras que el colocado a la sombra demoró aproximadamente 89 días. Esta diferencia puede deberse a que la exposición solar deseca los tejidos blandos, impidiendo el accionar de las larvas de moscas, pero favoreciendo el de larvas y adultos de escarabajos carroñeros como los derméstidos. Si bien el animal usado en el experimento difería en biomasa de un humano adulto, los tiempos de esqueletización allí registrados son compatibles con otros procesos de esqueletización rápida, como el señalado por Oliva (Reference Oliva1997), donde menciona una esqueletización total en 30 días.
La presencia de puparios demuestra que estos insectos tuvieron acceso al cadáver en el primer estadio de la descomposición (fresco), lo colonizaron colocando sus huevos, y sus larvas se alimentaron de los tejidos corporales, cumpliendo allí la totalidad de su ciclo vital, sin que el cuerpo fuera enterrado, lo que hubiera determinado la interrupción del desarrollo de las larvas. La comunidad cadavérica pudo establecerse bien y desarrollarse con su complejidad inherente, con la presencia de algunos de los insectos que típicamente aparecen asociados a cada etapa de la descomposición, tal como lo indica la presencia de coleópteros de las familias Histeridae y Silphidae, habituales comedores de larvas y huevos de moscas. Además, la abundancia de pellets y exuvias de Dermestidae indica que el cuerpo se mantuvo expuesto hasta los estadios finales de descomposición, permitiendo que estos coleópteros se alimentaran de la piel seca y faneras, dejando los pellets queratinosos y sus mudas, lo que indica que cumplieron allí su ciclo. Este tipo de entomofauna logra acceder al cadáver, aun así estuvo parcialmente cubierto por rocas, telas u otros objetos que no resultan una barrera para estos insectos, fenómeno documentado en otros sitios arqueológicos, como en Antofagasta de la Sierra, también en el Noroeste argentino (Centeno et al. Reference Centeno and Serrán2009; Fugassa et al. Reference Fugassa, Martínez, Centeno, Pérez de Micou, de Mandri and Burry2009; Huchet y Greenberg Reference Huchet and Greenberg2010).
La ausencia de una estructura construida con rocas argamasadas sobre el piso para contener el cadáver es un indicador de que su exposición fue intencional. Hasta el momento no se ha detectado en otro sector del Pucará o en otro sitio de la región la exhibición de un difunto de esa manera, es decir, colocado de manera sentada en la superficie sin ningún tipo de paramento que lo ocultara. Por otro lado, resulta notoria su ubicación al interior de un patio que presentaba un piso consolidado, de gran espesor y de color rojizo, muy llamativo entre los otros edificios que lo rodeaban. El cuerpo, colocado próximo a una gran roca de este patio, podría hacer referencia al proceso de litificación de los ancestros (Duviols Reference Duviols1979). Por sus características, en particular su tamaño, esta roca pudo tratarse de una wanka o roca sagrada, aludiendo a la presencia de un destacado antepasado para también dar a entender su continuidad en el tiempo de forma petrificada (Golte Reference Golte2005). Estos rasgos constructivos pudieron brindar un escenario favorable para destacar la figura de esta mujer (Figura 4).

Figura 4. Reconstrucción virtual del contexto funerario de la mujer. Dibujo realizado por Jorge González. (Color en la versión electrónica)
El hallazgo de sus restos aún articulados implicaría que una vez que el cuerpo fue depositado en el patio, no se lo movió, alcanzando su completa descomposición in situ. Una vez que naturalmente los restos de la mujer quedaron depositados de cúbito lateral derecho, sólo se lo habría manipulado para extraer la tibia derecha, pero en una etapa de descomposición del cuerpo avanzada, en la que no fue necesario hacer cortes para el descarne y posterior separación del hueso. Esto se desprende de la ausencia de marcas de corte en los huesos que articulan con la tibia. Asimismo, se debió extraer su cráneo, sin la mandíbula que quedó in situ, para recolocarlo de forma perpendicular a la columna vertebral, orientando la porción facial al norte. En otros contextos del Pucará, también detectamos evidencias de la separación de partes esqueletales, y hasta la formatización de huesos como instrumentos para ser utilizados en la inhalación de alucinógenos, tal es el caso del hallazgo del fémur de un adulto trabajado como espátula, recuperado en el osario de una casa-taller localizada en la ladera sur del Pucará (Otero et al. Reference Otero, de la Asunción Bordach and Mendonça2017).
La manipulación de los restos humanos post mortem fue una práctica común en los Andes prehispánicos, acompañada por el reordenamiento y agregado de ofrendas para reactivar los lazos de reciprocidad con los antepasados (Ramírez Reference Ramírez2005). La reciprocidad fue uno de los principales estructuradores del orden social y político, con tal injerencia en todas las esferas que la fertilidad y prosperidad económica dependían de manera directa de su sostenimiento en el tiempo. La renovación de los lazos con los antepasados resultaba una prioridad ya que eran quienes incidían en el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza, la abundancia de los recursos y la protección de las comunidades. En los actos rituales se materializaba esta renovación con cada entrega de alimentos, bebidas y bienes de alto valor simbólico a los difuntos, y a su vez, se mantenía vigente su presencia en el mundo de los vivos (Nielsen y Boschi Reference Nielsen and Boschi2007). La ubicación de algunas de las piezas cerámicas sobre el abdomen y extremidades inferiores de la mujer parecieran que fueron colocadas posteriormente, dada su posición vertical y que no se encontraron entremezcladas con los restos óseos.
Un aspecto para tener en cuenta con relación al rol que esta mujer pudo tener en vida es que las figuras femeninas cubrían una variedad de funciones al interior de la organización social incaica. Las que formaban parte de los linajes de elite se consideraban medios para consolidar alianzas entre el inca y las autoridades locales. Este rol respondía en muchas comunidades a una sujeción de su identidad a un hombre, siendo las mujeres figuras sociales de las que apropiarse. A su vez permitía que las mujeres pudieran adquirir a nivel personal prestigio, respeto y en ocasiones hasta un importante grado de sacralidad entre el grupo con quien se realizaba la alianza (Hernández Astete Reference Hernández Astete2002). Si bien no podemos determinar si la condición de la mujer de Tilcara era jerárquica, la dedicación en la preparación del cuerpo, la extracción de uno de sus huesos, la variedad de ofrendas, muchas procedentes de otros ambientes (flores de laureles, el lagarto, el cuis, las cuentas de turquesa) y su destacado ornamento podrían considerarse como indicadores de este estatus. En el marco del culto a los antepasados, es posible que estuviera expuesta por ser parte de los referentes de la sociedad incaica, y por lo tanto también post-incaica. Este contexto podría manifestar una veneración posiblemente sostenida en el tiempo y el refortalecimiento de prácticas religiosas (Ramírez Reference Ramírez2008), quizás en respuesta a eventos determinantes, como lo fue la caída del Tawantinsuyu. Estas conjeturas finales deben discutirse con mayor precisión de datos.
En situaciones de conflicto, particularmente durante la conquista española, el culto a los ancestros cobró nuevas fuerzas, ya que se creía que los antepasados eran quienes podían brindar protección (Ramírez Reference Ramírez2008). La mujer hallada en este contexto del Pucará podría responder a estas creencias. Asimismo, los fechados arrojan resultados que sitúan cronológicamente su deceso entre fines de la dominación incaica y el período Hispano-Indígena —es decir, el período previo a que el español ocupara efectivamente la Quebrada de Humahuaca a fines del siglo dieciséis dC, pero durante el cual el imperio inca colapsaba. Su presencia en un espacio público podría manifestar su rol entre el conjunto de antepasados a los que venerar y procurar alimentos y cuidados para recibir asistencia ante distintas inclemencias. Si bien sabemos que sus primeros años de vida no transcurrieron en la Quebrada, debido al tipo de ofrendas que recibió y la ubicación donde fue colocado su cuerpo, su papel al interior de la comunidad no debió ser menor. Esta mujer quizás formó parte de un grupo de elite oriundo de otra región del Tawantinsuyu, que pudo trasladarse y asentarse en la Quebrada buscando refugio ante el avance español o pudo formar parte de los representantes del imperio en esta región alejada del centro cuzqueño. La Quebrada fue uno de los pocos territorios del Noreste argentino que no sufrió una inmediata colonización europea. Esta región se mantuvo ajena a la ocupación efectiva del español por seis décadas; junto a los valles orientales, fue un área para la resistencia de la colonia española. Sus características topográficas fueron determinantes en estos procesos de resistencia indígena (Salas Reference Salas1945). Las incursiones españolas se frustraron en reiteradas ocasiones, no llegando a conquistar este territorio y lograr apaciguar a sus habitantes hasta la caída de Viltipoco, presunto jefe local de nombre de posible origen atacameño, cuyos antecesores quizás llegaron a la Quebrada durante el Incanato (Madrazo Reference Madrazo1988; Salas Reference Salas1945; Sánchez y Sica Reference Sánchez and Sica1998). En este contexto histórico, la figura y presencia de esta mujer pudo servir para crear y sostener vínculos identitarios que permitieran acentuar la memoria colectiva y las tradiciones incaicas cuando el español ya había realizado encomiendas en la Puna de Jujuy, región colindante al occidente de la Quebrada.
Otra posibilidad con relación a su rol como mujer gira en torno al destacado lugar que algunas de ellas tuvieron en la elaboración de productos de valor agregado. Las acllas, jóvenes elegidas desde temprana edad, se extendieron a lo largo de todo el territorio del Tawantinsuyu para desarrollar una amplia variedad de tareas, como la elaboración de tejidos de gran calidad, alimentos especiales y principalmente la promoción de la religión incaica. En el caso que la mujer de Tilcara estuviera vinculada a las actividades artesanales que se produjeron en ese patio, como la manufactura de objetos suntuarios de alabastro, ónix, pedernal y travertino, su carácter de artesana también pudo ser significativo. En el sector próximo donde se encontraron los huesos de sus piernas se recuperaron más de 30 kg de bloques de sílice y numerosas lascas. También se encontraron restos de piezas sin terminar de formatizar de travertino. Otro aspecto para destacar es que el alabastro fue una de las rocas más preciadas para el inca, lo que podría haber motivado que los especialistas dedicados a la producción de objetos líticos suntuarios contaran con una condición social distinguida o recibieran un tratamiento diferenciado por parte del estado. En otros contextos del Pucará, se hallaron preformas de morteros de alabastro, que por su liviano peso indicarían que fueron utilizados para hilar finas fibras destinadas a la confección de tejidos de fina calidad (Otero Reference Otero2013). Aunque resulte difícil estimar qué tipo de tareas pudo realizar esta mujer en vida, es sugerente la disposición de sus restos en un patio artesanal de amplio acceso. La gran variedad de cerámicas no locales, principalmente de los estilos Yavi-Chicha y Negro Bruñido, platos ornitomorfos, todas variedades que se encontraron en otros talleres, y que aparecieron en este patio y asociados a su cuerpo, podrían indicar la presencia de grupos de mitimaes, de los que quizás ella formó parte. Sus restos no manifiestan marcas óseas de trabajos excesivos, tal como se mencionó para los cuerpos detectados en otras casas taller del Pucará dedicadas a la metalurgia y la producción lapidaria, con notorios indicadores de estrés nutricional y de afecciones óseas por sobrecarga de peso (Adaro Reference Adaro2002). Su condición se asemeja más a la de los restos óseos recuperados en el cementerio de La Falda, en donde las prácticas mortuorias manifiestan una separación entre los sexos en cuanto a sus inclusiones funerarias, reflejando el estatus social de los mismos dentro de la sociedad. Asimismo, se plantea que el cementerio de La Falda pertenecería a un grupo de incas de privilegio (Bordach Reference Bordach2006).
El patrón de las tumbas, notablemente diferente al patrón tardío generalizado para el área, sugiere, asimismo, que el Cementerio de La Falda tal vez albergó a un grupo de mitimaes o colonizadores trasplantados por el Estado Inca. El estatus de estos colonizadores se asociaba con grupos de especialistas económicos, tales como tejedores, ceramistas, artesanos en metal, y preparadores de chicha (Espinoza Soriano 1987). En el caso que nos ocupa, podría muy bien tratarse de funcionarios administrativos, guerreros y cumbicamayoc [Bordach Reference Bordach2006:125].
Un rasgo particular de este hallazgo en el Pucará es que no presenta elementos de origen europeo, tal como se ha registrado en otros entierros de este sitio y del cementerio de La Falda, en los que se han detectado cuentas venecianas, telas como el batista o terciopelo, semillas de uvas y objetos de hierro (Bordach Reference Bordach2006). La ausencia de estos elementos podría hacer referencia a que, tal como se estima a partir del fechado, su deceso se produjo durante las primeras décadas del siglo dieciséis, en un momento histórico en que aún no había interrelación con los conquistadores. Los entierros de La Falda quizás se realizaron décadas después de su fallecimiento y por la imprecisión del método de datación, por los rangos que arroja, no se puede determinar la sucesión de los eventos. La disposición de los restos de la mujer del Pucará también remarca otra diferencia con los entierros de La Falda, donde los cuerpos fueron colocados subterráneamente en tumbas botas (Bordach Reference Bordach2006). Este hallazgo, a su vez, difiere de toda práctica mortuoria hasta el momento detectada, tales como en cámaras construidas en piedra, en positivo, o los entierros directos por debajo de los pisos de ocupación. Por último, independientemente de cuál fuera su rol en la sociedad, tanto en vida como fallecida su actitud no debió ser pasiva ni su figura pasar desapercibida. Posiblemente continúo funcionando como un instrumento de unificación identitaria y colectiva por un prolongado período de tiempo, hasta que sus restos fueron sepultados naturalmente por los sedimentos que acarrean los fuertes vientos que azotan al Pucará, principalmente desde el sur. La imposición del culto católico, que prohibió todo tipo de veneración y la visita a los antepasados inhumados en los distintos poblados prehispánicos, también debió contribuir a que sus restos se sellaran naturalmente, quedando fuera del alcance de cualquier acción antrópica hasta el presente.
Conclusiones
Los resultados del análisis de las evidencias recuperadas entorno al cuerpo de la mujer y los estudios particulares sobre sus restos demuestran el valor del trabajo interdisciplinario para avanzar en el conocimiento sobre las prácticas mortuorias prehispánicas. No sólo se pudieron determinar algunas características de la mujer, tales como edad de muerte, estado nutricional, grado de conservación de sus restos, tipo de deformación craneana y que habitó durante su infancia en otra región, distinta a la Quebrada, sino también que parte de su ofrenda mortuoria también procedía de otros ambientes, tales como las cuentas de collar de atacamita, las piezas cerámicas de origen alóctono, las plantas de la familia del Lauraceae, el lagarto y posiblemente el cuis (López Geronazzo et al. Reference López Geronazzo, Otero, Álvarez and Marcos2019). La presencia de estos animales no es menor, ya que tenían un alto valor simbólico en los ritos curativos y propiciatorios de fertilidad en el mundo andino. Las evidencias en relación con el análisis de estroncio y la incorporación de elementos de origen no local pero de variadas regiones, podría manifestar prácticas propias de grupos ajenos a la región, señalando que esta mujer pudo ser parte de grupos mitimaes trasladados durante la dominación incaica. Vale destacar que para la región se sabe que habitaron chichas orejones y otros grupos de mitimaes de elite ligados a la milicia, no sólo para avanzar en las primeras etapas de conquista, sino también luego para cumplir funciones como administradores, y en determinados casos como especialistas de la producción (Otero Reference Otero2013). Se ha propuesto que la acepción orejones se debe a su filiación con la jerarquía inca del Cuzco, dado que los orejones eran parte de los capitanes enviados por los incas durante las conquistas (González Reference González1980, Reference González1982; Lorandi Reference Lorandi1984; Salas Reference Salas1945). Se estima que fueron despachados desde Tarija a la frontera de esta provincia con la intención de frenar la incursión chiriguana y cumplir con tareas administrativas.
Por otro lado, retomando nuestro caso de estudio, fueron fundamentales los datos que se aportaron desde la entomología forense, para reconocer el tipo de tratamiento mortuorio que se dio al cuerpo con la intención de exponerlo para ser contemplado colectivamente. Este hallazgo refuerza ciertas nociones que se tenían acerca de las prácticas funerarias prehispánicas (Otero et al. Reference Otero, de la Asunción Bordach and Mendonça2017; Scaro y Otero Reference Scaro and Otero2019), pero a su vez brinda nueva y valiosa información por la detección de una nueva forma de tratamiento mortuorio que involucraba la exhibición directa de los restos humanos y la inclusión de ofrendas de diferentes procedencias que no habían sido registradas hasta el momento.
Actualmente se sabe que las prácticas funerarias en los Andes prehispánicos contemplaban una diversidad de actos rituales que trascendían la preparación del cuerpo del difunto. Estos actos tenían varios propósitos y, posiblemente, los eventos entorno al deceso de la mujer del Pucará también cumplieron con estos significados. Es de estimar que su exposición reafirma la concepción que se tenía sobre la muerte como una transformación física que no provocaba la interrupción de ciertas actividades que la persona desarrollaba en vida. Los difuntos considerados ancestros —es decir, aquellos miembros destacados al interior de la comunidad— incluso participaban en los ritos para la toma de decisiones políticas (Nielsen y Boschi Reference Nielsen and Boschi2007). Su presencia en el patio sobreelevado, en un marco plenamente socioreligioso, pudo tener por propósito legitimar estas creencias, reforzar la identidad colectiva y fomentar los lazos de reciprocidad con los antepasados para lograr su intercesión ante la adversidad generada por la conquista española. Este hallazgo se suma a otros contextos del Pucará donde también se detectaron numerosas evidencias del despliegue de prácticas rituales para la veneración de los ancestros como responsables del bienestar de los vivos y propiciar la fertilidad.
En su conjunto, además, estos contextos demuestran la permanencia de estas prácticas hasta por lo menos inicios de la colonia. No sólo hemos registrado la manipulación de los restos para su traslado, o la inclusión de alimentos en vasijas cerámicas cuyos diseños estilísticos revelan que se trata de piezas post-incaicas, sino que también hemos detectado cerámicas en cuyas asas o cuerpo aparecen cruces grabadas (Otero Reference Otero2013). Si bien el culto al sol pudo ser un instrumento de unificación política durante el período Incaico, estos hallazgos podrían indicar que con la caída del Tawantinsuyu, el culto a los ancestros pasó a ser el elemento vector de unidad. En este sentido, se puede entender como un culto preincaico que se resignifica en este nuevo contexto. Esto demuestra que la corta duración del imperio no permitió una verdadera integridad de los curacas locales con la metrópoli (Rostworowski de Diez Canseco Reference Rostworowski de Diez Canseco1999), que llevó a la reaparición de las tradiciones y creencias regionales. En este sentido, la Quebrada de Humahuaca resulta ser una región sumamente importante para el estudio y profundización de estos aspectos, ya que tal como se mencionó al inicio de este trabajo, sus características geográficas y quizás las experiencias bélicas previas de sus habitantes ante la conquista inca permitieron la resistencia prolongada de la ocupación española. En este escenario, los contextos de la muerte se vuelven valiosos indicadores de la pervivencia de costumbres y la reconfiguración de las idiosincrasias locales. Asimismo, son referencias novedosas obtenidas a partir del trabajo interdisciplinario para reconstruir las características del vasto territorio que conformó el Tawantinsuyu, atendiendo a las prácticas desarrolladas a grandes distancias del centro del imperio para diferentes momentos.
Agradecimientos
A las comunidades originarias de Tilcara. Al personal de los Museo Arqueológico y Antropológico Dr. E. Casanova y Museo etnográfico J. B. Ambrosetti. A los colegas, estudiantes y colaboradores que participaron en las excavaciones del Pucará y en el análisis de distintos materiales. Este trabajo fue financiado por PAITI N° 2271, FFyL-UBA, y el ANPCyT-PICT: 2015–2164. Los análisis de estroncio se financiaron con beca externa del CONICET otorgada a la Dra. Gheggi y un subsidio del Center for Bioarchaeological Research de la Arizona State University.
Declaración de disponibilidad
Los materiales arqueológicos se encuentran depositados en el Museo Arqueológico Dr. E. Casanova, Instituto Interdisciplinario Tilcara, Jujuy, Argentina, y los datos generados en esta publicación son propios de los autores.