En el Valle de Abaucán (departamento de Tinogasta, provincia de Catamarca, Argentina) las investigaciones en torno a la problemática de la producción cerámica durante épocas prehispánicas han aportado, en los últimos años, un cúmulo informativo de gran interés abarcando todo el período Agroalfarero, desde el período Formativo hasta el período Inca. Este último momento prehispánico marcó una reestructuración de las sociedades preexistentes no solo del área de estudio, sino también de todas las regiones que fueron anexadas al Tawantinsuyu. El dominio y posterior control establecido por un estado que poseía su centro de poder en las sierras centrales de Perú necesitó de una organización sistemática y organizada, recurriendo a diversos métodos de control (Acuto et al. Reference Acuto, Troncoso, Ferrari, Pavlovic, Jacob, Gilardenghi, Sánchez, Amuedo, Smith, Bárcena and Chiavazza2010; Tarragó et al. Reference Tarragó, Marchegiani, Palamarczuk and Reynoso2017; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009). Una primera opción habría sido a través de la fuerza, pero esta forma no habría sido excluyente (DeMarrais Reference DeMarrais2013). La dominación simbólica como estrategia de control en zonas distantes habría sido fundamental. En este contexto, las diferentes materialidades, y específicamente la alfarería, jugarían un papel fundamental para una imposición ideológica que permitió la persuasión de múltiples sociedades (DeMarrais Reference DeMarrais2013; Tarragó et al. Reference Tarragó, Marchegiani, Palamarczuk and Reynoso2017; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009).
Hasta el momento, la evidencia material localizada en el área meridional del Valle de Abaucán (recintos habitacionales, abundante cerámica en superficie y hornos de cocción cerámica) ha permitido repensar las prácticas alfareras para este sector, interviniendo a través de metodologías diversas, tanto en el campo como en laboratorio, brindando nuevos interrogantes a responder sobre las modalidades o modos de hacer alfarería para los períodos Tardío e Inca (De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Rasmussen, Ferguson, Glascock, Bárcena and Chiavazza2010, Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015; De La Fuente y Vera Reference De La Fuente, Vera, Stovel and De La Fuente2016).
En este trabajo presentamos los resultados obtenidos en el análisis de una muestra cerámica perteneciente al sitio de Costa de Reyes N° 5 (departamento de Tinogasta, provincia de Catamarca; Figura 1), con la finalidad de obtener una caracterización tecnológica de la alfarería confeccionada en el pasado. Los resultados alcanzados permitieron acercarnos a los modos de producción cerámica y a las elecciones tecnológicas realizadas por los alfareros en el sector meridional de Abaucán con especial énfasis en momentos de la llegada de los Incas a dicha área, visualizando continuidades y algunos quiebres en las recetas aplicadas por los antiguos alfareros. Con esta aproximación tecnológica pretendemos realizar una primera exploración sobre el dominio estatal y cómo habría afectado las sociedades locales preexistentes.

Figura 1. (a) Sector meridional del Valle de Abaucán con la ubicación de los sitios del período Agroalfarero tardío e Inca mencionados en el texto; (b) plano del sitio de Costa de Reyes N° 5 y vistas de los recintos.
El Período Agroalfarero Tardío en el Valle de Abaucán
El período Agroalfarero tardío en el Noroeste argentino se define como un momento de transformaciones sociales caracterizado por un aumento demográfico, el surgimiento de poblados aglomerados o pukaras, la intensificación de la producción agrícola, alfarera y metalúrgica, el surgimiento de la beligerancia entre los grupos y un aumento de la estratificación social (Balesta y Zagorodny Reference Balesta and Zagorodny2010; Nielsen Reference Nielsen, Berberían and Nielsen2001; Núñez Regueiro Reference Núñez Regueiro1974; Tarragó Reference Tarragó and Tarragó2000; Wynveldt Reference Wynveldt2009). Sin embargo, para el Valle de Abaucán este período presenta características que difieren notablemente con lo ocurrido en áreas aledañas: hay una ausencia de poblados aglomerados y de evidencia que demuestre un estado de conflicto bélico entre grupos, donde los principales desarrollos culturales son Sanagasta y Belén y su materialidad, principalmente la alfarería, está en superficie o asociada a sitios de ocupaciones posteriores (periodos Inca, colonial e histórico), sin presencia de “sitios tipo”.
La cultura Sanagasta o Angualasto fue definida en la primera mitad del siglo veinte y corresponde a una sociedad con una amplia dispersión geográfica, desde los valles noroccidentales de San Juan hasta la provincia de La Rioja y el suroeste de Catamarca (Boman Reference Boman1927; Debenedetti Reference Debenedetti1917; Serrano Reference Serrano1953). En comparación con otros desarrollos culturales del período Agroalfarero tardío, Sanagasta no cuenta con investigaciones sistemáticas (Revuelta Reference Revuelta, Roberto Bárcena and Chiavazza2010). Sin embargo, se han identificado características tales como un patrón de asentamiento disperso con una arquitectura elaborada con materiales perecederos, la presencia de andenes de cultivo y enterratorios directos de adultos y de párvulos en urnas, de escaso o nulo ajuar funerario. Se presupone una sociedad con economía hortícola con desarrollo de la ganadería (González y Pérez Reference González and Pérez1972). La alfarería es diagnóstica para hablar de Sanagasta. Los rasgos típicos están establecidos por la presencia de urnas funerarias y grandes pucos (recipientes globulares abiertos) campaniformes, con una decoración en negro sobre rojo y negro sobre la superficie de forma directa, con motivos geométricos que se presentan en paneles (Carosio Reference Carosio2017; Carosio et al. Reference Carosio, Iniesta and Bárcena2011; Revuelta Reference Revuelta, Roberto Bárcena and Chiavazza2010; Revuelta et al. Reference Revuelta, Carosio and Aguilar2012).
En Abaucán la evidencia de la cultura Sanagasta se expresa a través de su alfarería, la cual se encuentra superficialmente o asociada a sitios Incaicos ubicados principalmente en el valle mesotermal. Para el sector meridional de Abaucán contamos con fechados por termoluminiscencia procedentes de nueve sitios arqueológicos que brindan una aproximación de la dispersión temporal que habría tenido dicha cultura. Los resultados obtenidos permiten establecer tres momentos: (1) período Tardío inicial (ca. 900–1300 dC); (2) período Intermedio tardío (ca. 1300–1480 dC); (3) período Tardío-Inca (ca. 1480–1600 dC; Tabla Suplementaria 1; Figura 2; De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Rasmussen, Ferguson, Glascock, Bárcena and Chiavazza2010). De esta forma se comprueba que la cerámica Sanagasta antecedió a los Incas y siguió en uso durante todo el momento de dominación estatal.

Figura 2. Fechas obtenidas por termoluminiscencia discriminadas por tipo cultural para el área de estudio (De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Rasmussen, Ferguson, Glascock, Bárcena and Chiavazza2010: Figuras 2 y 3).
El Dominio Incaico y la Evidencia en el Valle de Abaucán
Con el arribo de los Incas al Noroeste argentino inicia una dominación que marca profundos cambios en la estructuración de las sociedades preexistentes. Según fuentes etnohistóricas, la conquista se habría producido hacia finales del siglo quince; sin embargo, es posible que el arribo se atrase en el tiempo, como es evidenciado por los fechados radiocarbónicos efectuados en Chile y Argentina (Bárcena Reference Bárcena1998; Williams Reference Williams2000).
Se planteó como motivación principal de la expansión hacia el Noroeste argentino el aprovisionamiento de bienes metalíferos (González Reference González1980). Las investigaciones de los últimos años en sitios ubicados en distintos ambientes y con una aparente funcionalidad variada permiten pensar que los recursos mineros no fueron el único fin de la anexión del territorio. Al contrario, los motivos habrían sido múltiples, como la obtención de mano de obra y la generación de excedentes a través de la producción de bienes de consumo y suntuarios (Gambier y Micheli Reference Gambier and Micheli1986; Lorandi Reference Lorandi, Dillehay and Netherly1988; Ratto y Orgaz Reference Ratto and Orgaz2004; Williams Reference Williams2000).
La forma en la que se habría llevado a cabo la dominación no fue azarosa, sino que necesitó de una adecuación del medio de dominación en relación al sector a dominar:
El hecho que los incas construyeran importantes asentamientos tanto en lugares donde estaba presente la población local como en zonas vacías subraya la propensión a confeccionar su gobierno con relación a las situaciones locales en el contexto de un diseño a gran escala. (Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009:645)
Si observamos la situación en el norte del Valle Calchaquí (Salta), se aprecia un gran desarrollo edilicio alejado de los poblados preexistentes, mientras que para el Valle Calchaquí medio e incluso el Valle de Santa María se optó por una reestructuración de los sitios previamente establecidos (Tarragó et al. Reference Tarragó, Marchegiani, Palamarczuk and Reynoso2017; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009). El Valle de Abaucán y la colindante región de Chaschuil fueron integradas a la provincia Incaica de Quire Quire, en donde se han detectado instalaciones en diversos ambientes, desde las altas cumbres andinas y la zona de puna hasta los valles mesotermales. Las interpretaciones sobre la importancia del valle para los intereses estatales han variado en el tiempo y han girado en torno a los asentamientos ubicados en el sector medio, principalmente al sitio de Batungasta.
En los últimos años y a través de los múltiples estudios en el área, se ha definido Batungasta como un centro de producción y distribución cerámico, convirtiéndose en el nodo para la circulación de bienes, energía e información hacia diferentes puntos del valle, así como también hacia sectores lejanos (Ratto et al. Reference Ratto, Orgaz and Plá2002a, Reference Ratto, Orgaz and Plá2004, Reference Ratto, Feely and Plá2007). Esta afirmación es sostenida a través de un cúmulo de evidencia arqueológica, geográfica y paleoambiental, a partir de lo cual es posible afirmar: (1) la presencia de material arcilloso óptimo para la manufactura cerámica basado en análisis de activación neutrónica (Ratto Reference Ratto2009; Ratto et al. Reference Ratto, Orgaz and Plá2002a, Reference Ratto, Orgaz and Plá2002b); (2) la presencia de bosques de algarrobos que habrían servido como combustible; (3) la localización de 47 estructuras de cocción al norte y sur del sitio, lo cual evidencia su utilización para la cocción de piezas cerámicas (Caletti Reference Caletti2005; Feely Reference Feely2011; Ratto et al. Reference Ratto, Orgaz and Plá2002a); (4) una marcada intensificación de la producción cerámica para momentos del período Agroalfarero tardío e Inca (De La Fuente Reference De La Fuente and Izeta2011a, Reference De La Fuente2011b); (5) una gran estandarización de algunas formas cerámicas observada a través de trabajos morfológicos y estilísticos (De La Fuente Reference De La Fuente and Izeta2011a, Reference De La Fuente2011b); (6) estudios de procedencias a través del análisis de diatomeas en sedimentos y cerámica del Valle de Chaschuil, que en conjunto con los análisis tecnológicos, permiten afirmar que la alfarería fue transportada desde otras regiones (De La Fuente Reference De La Fuente2002; Macchiavello et al. Reference Macchiavello, De La Fuente and Ratto1999).
Producción de Alfarería durante los Períodos Agroalfarero Tardío e Inca
La producción de alfarería durante el período Agroalfarero tardío se llevó a cabo a pequeña escala y en unidades domésticas, donde se producían vasijas para consumo local y con una distribución geográfica limitada, existiendo diferentes estilos regionales en los valles mesotermales (Basile Reference Basile2012; De La Fuente Reference De La Fuente and Izeta2011b; De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015; Iucci Reference Iucci2016; Páez Reference Páez2010; Palamarczuk Reference Palamarczuk2011; Puente Reference Puente2012; Wynveldt Reference Wynveldt2008, Reference Wynveldt2009; Zagorodny et al. Reference Zagorodny, Morosi, Iucci and Wynveldt2010). Durante momentos Incaicos se dio un incremento en la intensificación de la producción de alfarería en las comunidades locales y, fundamentalmente, a través de la creación de enclaves de colonos llamados mitmakuna (D'Altroy Reference D'Altroy1992; D'Altroy et al. Reference D'Altroy, Lorandi and Williams1994; Hayashida Reference Hayashida1999; Spurling Reference Spurling1992; Williams Reference Williams1999, Reference Williams2000). Esta alfarería estuvo extremadamente estandarizada, tanto en morfología como en decoración a través de todo el territorio controlado (Costin Reference Costin1991; Costin y Hagstrum Reference Costin and Hagstrum1995; D'Altroy y Bishop Reference D'Altroy and Bishop1990; Meyers Reference Meyers1975; Morris y Thompson Reference Morris and Thompson1985), aunque algunas veces las vasijas aparecen combinadas con estilos locales a nivel doméstico (D'Altroy Reference D'Altroy1992; Donnan Reference Donnan1997; Hayashida Reference Hayashida1999; Kriscautzky Reference Kriscautzky1999; Spurling Reference Spurling1992; Williams Reference Williams1999). Con respecto a los estilos cerámicos, para el Noroeste argentino se ha realizado una diferenciación entre Inca Cuzqueño, Inca Provincial y estilos locales (Calderari y Williams Reference Calderari and Williams.1991). Una de las hipótesis más comúnmente difundidas en la literatura arqueológica es que ciertos tipos de asentamientos Incas descritos como centros administrativos habrían sido los lugares en donde estuvo concentrada la producción cerámica, mientras que los bienes habrían sido exportados desde estos centros y distribuidos a través de cada región para consumo estatal (D'Altroy et al. Reference D'Altroy, Lorandi and Williams1994; La Lone y La Lone Reference La Lone and La Lone1987). Sin embargo, existe alguna evidencia contradictoria, básicamente procedente de otros tipos de sitios Inca clasificados como tambos, en los cuales han sido registradas varias etapas de la producción cerámica (Bárcena y Román Reference Bárcena and Román1987; Hayashida Reference Hayashida1999:340–341; Spurling Reference Spurling1992).
Como bien plantea Williams (Reference Williams2000), la distribución de la cerámica Inca Cuzqueña estuvo restringida a regiones específicas y la producción de la mayor parte de la cerámica Inca, en diferentes áreas del imperio, fue para consumo regional. Sin embargo, la evidencia composicional parecería indicar que algunas piezas de bajo porte y peso, como los platos, fueron trasladadas a grandes distancias (D'Altroy y Bishop Reference D'Altroy and Bishop1990; D'Altroy et al. Reference D'Altroy, Lorandi and Williams1994; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Speakman, Glascock, Romero Guevara, Valenzuela, Standen and D'Altroy2016).
Podemos dar cuenta de que la presencia de estos estilos mixtos y no Incaicos (locales y no locales) otorga visibilidad al proceso de expansión Incaica en Yocavil (departamento de Santa María, provincia de Catamarca), incluso en espacios con ausencia de bienes muebles netamente Incaicos. Las estrategias políticas Incaicas incluirían el aprovechamiento del prestigio regional de determinados bienes apropiándose de los mecanismos de su distribución social, lo que puede resultar coherente con la amplia representación de los materiales santamarianos (González y Tarragó Reference González and Tarragó2004). Por su parte, esta perduración en la producción de determinados bienes indica, además de sus atributos de calidad, ciertos niveles de autonomía organizativa en su producción y en la reproducción de sistemas de representación por parte de los grupos locales.
A la hora de pensar en la presencia de los estilos cerámicos Incaicos en la región, es necesario tener presente que la dominación estatal no solo fue impulsada por fines económicos (adquisición de minerales, mano de obra, acumulación de recursos agrícolas), sino que una dominación simbólica fue necesaria para sostener la anexión de territorios lejanos (Acuto et al. Reference Acuto, Troncoso, Ferrari, Pavlovic, Jacob, Gilardenghi, Sánchez, Amuedo, Smith, Bárcena and Chiavazza2010). En este sentido, la cerámica fue usada como trasmisor de una ideología de dominación. La presencia o ausencia de los Incas imperiales frente a la cerámica local estaría brindando visibilidad al proceso expansivo, actuando de forma propagandística y al mismo tiempo brindando prestigio a determinados sectores locales con finalidades administrativas (Acuto et al. Reference Acuto, Troncoso, Ferrari, Pavlovic, Jacob, Gilardenghi, Sánchez, Amuedo, Smith, Bárcena and Chiavazza2010; Tarragó et al. Reference Tarragó, Marchegiani, Palamarczuk and Reynoso2017). González y Tarragó (Reference González and Tarragó2004) mencionan que además de imponer su ideología, los Incas debieron permitir la continuidad del sistema simbólico local para lograr una dominación efectiva, lo que explicaría la presencia de los estilos Inca Provincial, Inca Mixto y la continuidad de los estilos preexistentes.
El Sitio de Costa de Reyes N° 5: Un Tambo con Producción de Alfarería
El sector meridional del Valle de Abaucán se encuentra emplazado en el sur del departamento de Tinogasta, en la provincia de Catamarca. Conforma un área intermontana de alrededor de 30 km2, localizada hacia el sur a lo largo del límite interprovincial entre las provincias de Catamarca y La Rioja, mientras que el límite occidental está dado por la Sierra de Narváez y el oriental por la Sierra de Copacabana; más al este se encuentra la Sierra de Zapata (Figura 1a; Sosic Reference Sosic1972). El área está caracterizada por la presencia de dos cauces hídricos, el Río de la Costa y el Río Colorado, los cuales tienen sus nacientes en las serranías occidentales, fluyendo hacia el noreste hasta desembocar en el Río de Abaucán, cerca de la ciudad de Tinogasta (Figura 1a). En esta área se localiza el sitio de Costa de Reyes N° 5, a 25 kilómetros al sur de la ciudad de Tinogasta, en las márgenes del Río de la Costa en una zona de barrial, presentando una avanzada erosión natural y antrópica (Figura 1a).
El sitio se caracteriza por recintos de planta rectangular (aislados o agrupados en unidades simples y compuestas), con paredes (simples o dobles) elaboradas de cantos rodados y rocas de gran tamaño asentadas sobre barro (Figura 1b; Borrello Reference Borrello1974). Cabe mencionar la presencia de un recinto perimetral compuesto muy deteriorado y un canal de regadío de 20 m de extensión con una ligera pendiente hacia el norte (Borrello Reference Borrello1974). También se puede encontrar en abundancia material cerámico y lítico en superficie y se ha registrado la presencia de seis hornos de cocción cerámica (De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015; De La Fuente y Vera Reference De La Fuente, Vera, Stovel and De La Fuente2016).
Las primeras intervenciones arqueológicas se realizaron en la década de 1970, con los aportes de Borrello (Reference Borrello1972, Reference Borrello1974), Sempé (Reference Sempé1973, Reference Sempé1976) y González y Sempé (Reference González and Sempé1975). Ellos llevaron a cabo las primeras excavaciones y el análisis de la materialidad del lugar, definiendo Costa de Reyes N° 5 como un tambo incaico (Borrello Reference Borrello1972, Reference Borrello1974; Sempé Reference Sempé1976). Posteriormente, entre los años 2010 y 2013, se realizaron sondeos estratigráficos de 1,20 m x 1,20 m en los recintos 3 y 4 del sector B. En ambos casos se excavaron 4 niveles artificiales de 10 cm cada uno (Figura 1b). El material arqueológico encontrado fue escaso (cerámica no decorada, restos óseos y restos líticos), pero se recuperaron, en los niveles 2 y 3 de ambos recintos, muestras de carbón a las que se realizaron fechados radiocarbónicos por 14C AMS. En el recinto 3, para el nivel 2 se obtuvo una fecha de 386 ± 36 aP (AA95916), con rango calibradoFootnote 1 de 1460–1629 cal aC (p = 0,95) y para el nivel 3 de 631 ± 37 aP (AA95917), con rango calibrado de 1300–1419 cal aC (p = 0,95). En el recinto 4, para el nivel 2 se obtuvo una fecha de 546 ± 36 aP (AA95918) con rango calibrado de 1394–1453 cal aC (p = 0,95) y para el nivel 3 de 423 ± 36 aP (AA95919), con rangos calibrados de 1444–1517 cal aC (p = 0,58) y 1539–1625 (p = 0,37).
En inmediaciones de los recintos, hacia el occidente de la ruta provincial N° 11, se identificaron seis estructuras de cocción de cerámicas con estado de preservación diferencial. Entre éstas, tres se encuentran en buen estado, mientras que las restantes se encuentran destruidas (Figura 3a-b). A las paredes de cuatro de esos hornos de cocción se les aplicó análisis de Difracción de Rayos X y Microscopía Electrónica de Barrido-Energía Dispersiva, permitiendo identificar una gran variedad de fases y formaciones minerales las cuales indican que las temperaturas máximas alcanzadas variaron entre los 900°C y los 1100°C. Esta información permitió pensar en el escaso control entre temperaturas máximas y mínimas (De La Fuente y Vera Reference De La Fuente, Vera, Stovel and De La Fuente2016). Una de las estructuras de cocción (Unidad 3H) se dató por 14C AMS hacia finales del período Agroalfarero tardío en 636 ± 36 aP (AA95920), con rango calibrado de 1300–1414 cal AD (2σ) (p = 0,95; De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015:9; Figura 3b).

Figura 3. (a) Localización geográfica de las estructuras de combustión (hornos de cerámica); (b) detalle de la morfología de las estructuras y aspectos de la excavación en las Unidades 1H y 3H (De La Fuente y Vera Reference De La Fuente, Vera, Stovel and De La Fuente2016:Figura 84).
Muestra Cerámica y Metodología
La muestra analizada se compone de 787 fragmentos cerámicos que provienen en su totalidad del sitio de Costa de Reyes N° 5, los cuales se recuperaron de excavaciones estratigráficas realizadas en los recintos 3 y 4 del sector B y de recolecciones superficiales sistemáticas. Los niveles de análisis aplicados a la muestra consistieron en: (1) la reconstrucción de las formas típicas más representativas; (2) el análisis del total de la muestra a través de lupa binocular, observando principalmente las características de la pasta y de los antiplásticos (Orton et al. Reference Orton, Tyers, Vince, Barceló and Barceló1997; Ravines Reference Ravines1989); (3) observaciones en 52 secciones delgadas petrográficas a través de microscopio polarizador. En el proceso de identificación de las inclusiones minerales y fragmentos de rocas se utilizó la muestra referencial de secciones delgadas del Laboratorio de Petrología y Conservación Cerámica (Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca) y los manuales de referencia de rocas y minerales en secciones delgadas (Adams et al. Reference Adams, MacKenzie and Guilford1984; Cox et al. Reference Cox, Price and Harte1988; Kerr Reference Kerr1965; MacKenzie y Adams Reference MacKenzie and Adams1994; MacKenzie y Guilford Reference MacKenzie and Guilford1980; MacKenzie et al. Reference MacKenzie, Donaldson and Guilford1982). Las inclusiones minerales y los fragmentos de roca fueron cuantificados siguiendo los gráficos de estimación visual de porcentajes establecidos por Franco y Gonzalo (Reference Franco and Gonzalo2000). Las observaciones cromáticas de las pastas cerámicas fueron realizadas utilizando la Tabla de Colores Munsell (Reference Color1994).
Formas Cerámicas, Pastas y Tecnología
Características Generales de la Muestra
En líneas generales la muestra se caracteriza por ser muy fragmentaria, con tamaños que rondan los 8,7 cm2 de media y espesores de 7,3 mm en promedio. La mayoría de los fragmentos son cuerpos (89%); en frecuencias menores se encuentran representados bordes (7%), asas (3%) y bases (1%; Figura 4a). Se han identificado nueve tipos cerámicos diferentes, pertenecientes a todos los períodos agroalfareros definidos para Abaucán, predominando aquellos pertenecientes al período Agroalfarero tardío e Inca (Figura 4b). Esta definición fue realizada teniendo en cuenta las categorías establecidas por investigaciones previas tanto en Abaucán como en el Noroeste argentino (González Reference González1955, Reference González1977, Reference González1998; Sempé Reference Sempé1973, Reference Sempé1976, Reference Sempé1977a, Reference Sempé1977b).

Figura 4. Cerámica procedente de Costa de Reyes N° 5: (a) partes de vasijas identificadas en este trabajo; (b) tipos cerámicos identificados; (c) fragmentos Sanagasta; (d) fragmentos Inca; (e) fragmentos Diaguita Inca (Fase III).
A los fines de los objetivos planteados en este trabajo, a continuación se expondrán los resultados obtenidos con énfasis en los momentos prehispánicos del período Tardío e Inca. La Tabla 1 presenta las formas cerámicas identificadas (pucos, urnas, ollas, platos y aribaloides) a partir de los trabajos de remontaje.
Tabla 1. Formas Cerámicas Típicas Identificadas en la Muestra (N = 787).

Sanagasta
Con un total de 63 fragmentos, el grupo correspondiente a Sanagasta representa el 8% del total de la muestra. Las formas típicas identificadas son pucos y urnas, siendo minoritarias las ollas (Figura 5a-b). El tratamiento de superficie es en su mayoría alisado, a excepción de seis casos con presencia de bruñido, mientras que la decoración típica es la pintura representada en líneas rectas de tonalidades negruzcas y rojizas, a excepción de 11 casos con nula decoración (Figura 4c).

Figura 5. Formas cerámicas identificadas en Costa de Reyes N° 5: (a) urnas Sanagasta; (b) puco Sanagasta y urnas Belén; (c-d) aribaloides Inca.
Los antiplásticos se presentan predominantemente en densidades del 10% y 20% con respecto a la matriz. Las granulometrías son heterogéneas y predominan los tipos fino (0,1 cm a 0,5 cm) y medio (0,5 cm a 1 cm), con 17 y 24 fragmentos respectivamente. Con respecto a los tipos de antiplástico, las observaciones en lupa muestran una predominancia de carbonatos (Ca) con el 32%, fragmentos de rocas indeterminadas (Fr) con el 30% y cuarzo cristalino (QC) con el 22% (Figura 6a-b). En menor cantidad se encuentra la moscovita (M) con el 11%, mientras que los demás tipos aparecen en porcentajes inferiores al 2%, tales como las inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/TM), cuarzo blanco lechoso (QBL), cuarzo rosado (QR), biotita (B) y fragmentos de rocas ígneas (FrIg; Figura 6a). El análisis petrográfico de las 9 secciones delgadas analizadas aumentó el nivel de detalle en cuanto a los tipos de antiplástico y permitió observar un predominio de minerales félsicos (QC, cuarzo policristalino [QPC] y plagioclasa [Pl]) que representan el 49% del total, seguido de rocas ígneas plutónicas (granito [G]) y rocas ígneas volcánicas (vulcanitas [V], andesita [Ad] y basalto [Bl]) que, en conjunto, representan el 11,3% del total de las inclusiones (Figura 7a-c). Es destacable la presencia de inclusiones arcillosas (7,4%) y tiesto molido (3,3%) por tener una considerable representatividad. La distribución del antiplástico se caracteriza por ser muy pobre y pobre.

Figura 6. Pastas y antiplásticos en la cerámica de Costa de Reyes N° 5: (a) porcentajes del tipo de antiplástico, cerámica Sanagasta; (b) cortes frescos y fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp), cerámica Sanagasta; (c) porcentajes de antiplástico, cerámica Belén/Belén Inca; (d) porcentajes de antiplástico, cerámica Inca; (e) cortes frescos y fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp), cerámica Inca; (f) porcentajes de antiplástico, cerámica Diaguita Inca. Referencias: QC = cuarzo cristalino; QBL = cuarzo blanco lechoso; QR = cuarzo rosado; M = moscovita; B = biotita; Ca = carbonatos; CP/TM = inclusión arcillosa o tiesto molido; Fr = fragmento de roca; FrIg = fragmento de roca ígnea; VQ = vegetal quemado.

Figura 7. Microfotografías de secciones delgadas: (a-c) urnas y pucos Sanagasta; (d-f) aribaloides Inca. Tomadas bajo luz polarizada (XPL), 40X.
Sobre las características de las pastas, cromáticamente se observan tonalidades variadas rojizas y anaranjadas (Munsell 2.5YR6/8, 5YR5/6, 5YR6/6 y 5YR6/8), lo que evidencia una atmósfera de cocción oxidante (55 casos), con algunas excepciones de presencia de cocción oxidante incompleta (2 casos), reductora (2 casos), reductora incompleta (1 caso) y mixta (3 casos) y con presencia de núcleos de cocción en cuatro casos. Los tipos de fractura se presentan como irregular (39 casos) y, en menor proporción, regular (16 casos) y laminar (8 casos). Petrográficamente (9 secciones delgadas) la composición en el fondo de la matriz se caracteriza por ser heterogénea, con fondos parcialmente cuarzosos (56%), micáceos (22%), cuarzosos (11%) o cuarzoso y micáceo (11%; Figura 7a-c). Finalmente, las pastas presentan texturas del tipo media (32 casos) con un relativo equilibrio de irregularidades visibles, siendo menos frecuentes las texturas finas (12 casos) y gruesas (12 casos) y aún más escasas las texturas muy finas (4 casos) y muy gruesas (3 casos), mientras que la porosidad es en su mayoría media (28 casos) y ligeramente porosa (19 casos).
Belén
La submuestra Belén está compuesta por 31 fragmentos cerámicos, que representan el 4% del total. La fragmentación de la muestra impidió la identificación de formas típicas, lográndose identificar solo pucos y urnas (Figura 5b). Entre sus cualidades decorativas se observó la presencia de pintura negro sobre rojo en 24 casos; en 3 de estos adicionalmente se identificó una decoración excisa. El tratamiento de superficie preferencial está representado por el alisado (27 casos) y, en menor cantidad, el bruñido (3 casos) y engobe (3 casos).
Sobre los antiplásticos, se observan densidades del 10% con respecto a la matriz, con tamaños de escasas dimensiones representados por los tipos fino (0,1 cm a 0,5cm) en 11 fragmentos, medio (0,5 cm a 1 cm) en ocho casos y, en menor cantidad, granulometrías del tipo gruesa (1 cm a 1,5 cm; 2 casos) y muy gruesa (superior a 1,5 cm; 1 caso). Los tipos de antiplástico más representativos están marcados por la presencia de cuarzo cristalino (QC) con el 31%, seguido de los fragmentos de roca (Fr) y carbonatos (Ca) con 23% cada uno y la moscovita (M) con el 17% del total. En menor frecuencia se encuentra la biotita (B) con el 3% y en porcentajes del 1% el cuarzo rosado (QR), cuarzo blanco lechoso (QBL), inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/TM) y vegetal quemado (VQ) (Figura 6c; Figura Suplementaria 1 y 2). A nivel petrográfico (3 secciones delgadas) se distinguió la presencia mayoritaria de minerales félsicos (QC, QPC y Pl) con un 51,6% del total, biotitas con el 21,7% y rocas ígneas plutónicas (G) representadas en un 10,7% del total (Figura Suplementaria 1).
A nivel de pasta, se observa en todos los casos un color anaranjado homogéneo (Munsell 5YR7/8), propio de una atmósfera de cocción oxidante. No se registraron núcleos y las fracturas son irregulares (15 unidades) y regulares (12 unidades), siendo pocas las laminares (4 fragmentos). Las texturas destacadas son del tipo media (12 casos), declinando los fragmentos con textura gruesa (8 casos) y fina (7 casos), con escasa presencia de ejemplares con textura muy fina (3 casos) y muy gruesa (1 caso). Las porosidades en general son del tipo media (11 fragmentos) y, en menor porcentaje, se encuentran las pastas muy porosas (7 fragmentos), ligeramente porosas (6 fragmentos) y compactas (4 fragmentos). Por último, del análisis de las secciones delgadas observamos que la matriz es ópticamente activa (anisótropa), con una composición a fondo caracterizada por la presencia de micas, mientras que las cavidades presentes son de escaso tamaño.
Inca
Esta sub-muestra se compone de 167 fragmentos, que representan el 22% del total de la muestra. Se lograron identificar fragmentos de aribaloides y algunos platos (Figura 5c-d), caracterizados por presentar una decoración que en su mayoría consiste en pintura precocción (negro sobre rojo), excepto 1 caso con presencia de excisión y 9 sin rastros decorativos observables (Figura 4d). Con respecto al tratamiento de superficie, se habría empleado el alisado en todos los casos y el bruñido en 87 fragmentos.
Los antiplásticos observados en esta sub-muestra se caracterizan por presentar tamaños homogéneos de granulometría fina (0,1 cm a 0,5 cm) y media (0,5 cm a 1 cm), siendo escasa la presencia de granulometrías mayores o menores a estos rangos. Las densidades de inclusiones rondan entre el 10% (101 casos) y el 20% (34 casos), siendo minoritarias las demás proporciones. Los tipos de antiplástico más representados observados en lupa están dados por la abundante presencia de carbonatos (Ca) con el 36%, cuarzo cristalino (QC) con el 27% y fragmentos de rocas indeterminadas (Fr) con el 24% del total (Figura 6d-e). En menor proporción encontramos moscovita (M) con el 8% y, de forma escasa, inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/TM) con el 2%, cuarzo blanco lechoso (QBL), cuarzo rosado (QR) y biotita (B) con el 1% cada uno, y fragmentos de rocas ígneas (FrIg) y vegetal quemado (VQ) con porcentajes inferiores al 1% cada uno (Figura 6d-e; Figura Suplementaria 2). De los estudios petrográficos de secciones delgadas de esta muestra (29 casos), observamos una predominancia de minerales félsicos (QC, QPC, Pl) conformando el 48,6% en total, rocas ígneas plutónica (G) con el 13% y moscovitas y biotitas (M y B) con el 17,9% entre ambas (Figura 7d-f y 8a-f).

Figura 8. Microfotografías de secciones delgadas: (a-f) aribaloides Inca. Tomadas bajo luz polarizada (XPL), 40X.
Sobre las características de las pastas, en una primera aproximación cromática se observó una homogeneidad en el color que presentan las mismas (Munsell 7.5YR7/6 y 5YR6/6), que evidencia una atmósfera de cocción oxidante, con presencia de núcleos tenues en 31 de los casos. Las fracturas se caracterizan por ser del tipo irregular (72 casos) y regular (60 casos), mientras en menor cantidad se presentan las fracturas laminares (35 casos). Petrográficamente se observaron pastas anisótropas (ópticamente activas), siendo las micas los minerales que conforman el fondo de pasta.
La textura más característica es del tipo media (68 fragmentos), seguida de la fina y gruesa (44 y 32 casos, respectivamente). En menor cantidad, se encuentran las pastas con textura muy fina (18 casos) y muy gruesa (5 casos). Por último, la porosidad de las pastas Inca son del tipo ligeramente porosa (60 casos), media (42 casos) y muy porosa (43 casos), siendo minoritaria la presencia de pastas compactas (22 casos).
Diaguita Inca (Fase III)
Esta submuestra está compuesta por 15 fragmentos cerámicos que corresponden al 2% del total de la muestra. Se caracteriza por presentar rasgos que difieren totalmente con lo analizado hasta el momento. Debido al carácter fragmentario de la muestra no se logró identificar formas típicas; sin embargo, se observó que decorativamente se caracteriza por presentar pintura color blanco en 11 casos y un tratamiento de superficie caracterizado por el bruñido en 8 casos y de engobe color blanco en 7 fragmentos (Figura 4e; Ampuero Brito Reference Ampuero Brito1978, Reference Ampuero Brito1986). El antiplástico se caracteriza por tener un tamaño del tipo medio (0,5 cm a 1 cm), grueso (1 cm a 1,5 cm) y muy grueso (superior a 1,5 cm), siendo escasas o nulas las granulometrías inferiores. Las densidades de antiplástico se caracterizan por ser del 20% (siete casos) y 10% (seis casos) y en menor proporción del 30% y 40% (un caso cada uno).
Los tipos de antiplástico observables en lupa binocular se caracterizan por la alta presencia de fragmentos de rocas indeterminadas (Fr) con el 56% del total. En menor proporción se encuentra el cuarzo cristalino (QC) con el 16%, el cuarzo blanco lechoso (QBL) con el 10%, la moscovita (M) y el carbonato (C) con el 5% cada uno y el vegetal quemado (VQ) con el 3%. En forma escasa encontramos biotita (B) con el 2%, las inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/TM) con el 2%, los fragmentos de roca ígnea (FrIg) con el 1% y el cuarzo rosado (QR) con una cantidad inferior al 1% (Figura 6f; Figuras Suplementarias 2 y 3). A partir de los estudios petrográficos de los cuatro casos analizados, se pudo observar una tendencia marcada hacia la presencia de rocas ígneas volcánicas (V, Ad y Bl), las cuales conforman el 36,8% del total de las inclusiones (Figuras Suplementarias 3 y 4) y los minerales félsicos (QC, QPC y Pl) con un 31,3% del total, con proporciones mayoritarias del 20% y con una distribución pobre de los mismos en las pastas cerámicas.
Con respecto a las pastas cerámicas, la coloración presente permite pensar en cocción en atmósferas mixtas en la mayoría de los casos (7 fragmentos; Munsell 5YR6/6, 10YR7/2, 7.5YR6/4), seguida de reductora (4 unidades; Munsell 10YR6/2), reductora incompleta (3 casos; Munsell 5YR5/6 y 5YR4/4) y oxidante (1 caso; Munsell 10YR8/6). A esto se agrega la presencia de núcleos de cocción bien establecidos en 5 fragmentos. Las fracturas están marcadas por un equilibrio entre regulares e irregulares con 6 y 7 fragmentos respectivamente, mientras que solamente 2 casos presentan fractura laminar. Los tipos de texturas que sobresalen en este tipo cerámico son las pastas gruesas (8 casos) y, en menor medida, las de tipo media (5 casos) y muy gruesa (2 casos), no observándose pastas de textura fina y muy fina. La porosidad de estas pastas es alta, siendo el tipo media (14 fragmentos) el más representativo y la muy porosa con solo un caso.
Producción de Alfarería en Costa de Reyes N° 5 y Dominación Estatal
Los datos obtenidos permiten observar la variabilidad tecnológica de la cerámica de Costa de Reyes N° 5 en un amplio lapso temporal que abarcaría a sociedades Sanagasta durante el período Tardío y la posterior integración del área al Tawantinsuyu. En primer lugar, si consideramos la cronología basada en los estudios por termoluminiscencia, observamos una permanencia de la cerámica Sanagasta desde aproximadamente 900 dC hasta 1600 dC, conviviendo posteriormente con la alfarería Inca y Diaguita Inca (Figura 2; Tabla Suplementaria 1; De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Rasmussen, Ferguson, Glascock, Bárcena and Chiavazza2010). A esto se acoplan los fechados radiocarbónicos realizados en dos recintos de Costa de Reyes N° 5, donde observamos una contemporaneidad con el momento de transición entre los períodos Tardío e Inca (De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015).
La producción de alfarería Sanagasta se habría caracterizado por presentar múltiples “modos de hacer” alfarería, los cuales confluyen tecnológicamente a la hora de plasmar las características estilísticas (forma y decoración) en un todo, de acuerdo con la variabilidad química observada para este momento prehispánico a través de los análisis composicionales llevados a cabo en la región de estudio (De La Fuente et al. Reference De La Fuente, Ferguson and Glascock2015). Con respecto a la cerámica Inca, las características tecnológicas permiten pensar en un solo “saber hacer” cerámica. En ella se puede apreciar una gran homogeneidad tecnológica en todos los niveles de análisis (pasta, antiplástico, forma y decoración). La presencia de alfareros entrenados por el estado Incaico elaborando vasijas con materias primas locales pero imitando los patrones de diseño de la alfarería Inca Imperial puede ser una explicación a este control estricto observado tanto a nivel de las pastas cerámicas como de las arcillas utilizadas, estrategia observada en diferentes regiones del Tawantinsuyu (DeMarrais Reference DeMarrais2013; Hayashida Reference Hayashida1999; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Speakman, Glascock, Romero Guevara, Valenzuela, Standen and D'Altroy2016).
Un caso similar a esto ocurre con los estilos cerámicos Diaguita Inca y Belén, los cuales se presentan en bajo porcentaje pero con cualidades tecnológicas homogéneas. Estos dos estilos cerámicos permiten pensar en modos de hacer no locales, incorporados al sector meridional del Valle de Abaucán como una estrategia impuesta por el estado Incaico.
En Costa de Reyes N° 5 identificamos la presencia de cerámica local y no local. La primera estaría dada por los estilos Sanagasta, Tardío Indeterminado e Inca Provincial, mientras que los estilos provenientes de otras áreas serían Diaguita Inca y, posiblemente, Belén. Si bien esta situación se repite en otros contextos Incaicos (D'Altroy Reference D'Altroy1992; Hayashida Reference Hayashida1999; Kriscautzky Reference Kriscautzky1999; Spurling Reference Spurling1992; Williams Reference Williams1999), y si consideramos que la dominación y control estatal se efectuaron acorde a la situación particular de cada región (Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009), entonces cabe preguntarse cuáles fueron los cambios introducidos por los Incas en relación con la reorganización de la producción de alfarería.
La cerámica Sanagasta y la denominada Tardío Indeterminado presentan características que muestran la existencia de una producción posiblemente doméstica, donde la variabilidad observada (principalmente a nivel de antiplástico y pasta) indicaría la presencia de múltiples recetas tecnológicas que convivirían con una producción estandarizada, propia de la cerámica Inca. Esto nos permite pensar en una estrategia de dominación permisiva donde la tradición social preexistente seguiría funcionando, pero al mismo tiempo la presencia de la cerámica Inca estaría demostrando simbólicamente una situación de dominación (DeMarrais Reference DeMarrais2013; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Speakman, Glascock, Romero Guevara, Valenzuela, Standen and D'Altroy2016).
Si comparamos lo observado con otras realidades en el Noroeste argentino, una estrategia similar se habría implementado en el sector medio y sur del Valle Calchaquí y el Valle de Yocavil. En este contexto la forma de dominación habría optado por una reocupación de los sitios ya existentes, permitiendo la continuidad de prácticas sociales antiguas. En este caso la producción de la cerámica local, caracterizada por el estilo Santa María, seguiría en vigencia, pero con ciertas modificaciones y al mismo tiempo asociada a los estilos Inca Mixto, Inca Provincial y también con alfarería exótica (Acuto et al. Reference Acuto, Troncoso, Ferrari, Pavlovic, Jacob, Gilardenghi, Sánchez, Amuedo, Smith, Bárcena and Chiavazza2010; DeMarrais Reference DeMarrais2013; Ferrari et al. Reference Ferrari, Leibowicz, Izaguirre and Acuto2017; Kriscautzky Reference Kriscautzky1999; Tarragó et al. Reference Tarragó, Marchegiani, Palamarczuk and Reynoso2017; Williams et al. Reference Williams, Santoro, Romero, Valenzuela Gordillo and Standen2009).
Finalmente, al encontrarnos en un contexto Incaico, la presencia de cerámica no local se puede interpretar como una estrategia administrativa impuesta por el estado cuzqueño. En este trabajo se interpreta que la alfarería Diaguita Inca correspondería a una producción foránea. Siguiendo a García (Reference García2009), en la región de Cuyo es frecuente encontrar dicho estilo alfarero, que habría sido confeccionado por mitimaes provenientes de Chile y reubicados con finalidades administrativas. En Costa de Reyes N° 5 pensamos en tres posibles estrategias: (1) la movilización de grupos de personas hacia destinos diferentes con la finalidad de hacer cumplir con la mit'a, lo que implicaría una dinámica de contingentes circulando por todo el territorio; (2) la circulación de bienes cerámicos debido al intercambio de objetos entre sociedades alejadas; (3) la presencia de alfareros itinerantes. La evidencia arqueológica observada indicaría que la circulación de bienes a través de grandes distancias geográficas sería la explicación más parsimoniosa para interpretar la presencia de la alfarería Diaguita Inca Chileno, debido a la baja frecuencia de este material cerámico en el sitio.
Agradecimientos
Este trabajo fue financiado totalmente por el CONICET a través del proyecto PIP CONICET 2011–2013 GI 11220100100383 “Producción de Alfarería y Ocupación del Espacio durante el Período Agroalfarero Tardío e Inca en el Sector Meridional del Valle de Abaucán (Tinogasta, Catamarca, NOA): Movilidad Social, Intercambio y Procedencia”. La Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca, brindó las instalaciones y el equipamiento necesario para realizar y analizar las secciones delgadas a través del Laboratorio de Petrología y Conservación Cerámica. La Dirección de Antropología, Gobierno de Catamarca, extendió los permisos necesarios para llevar a cabo esta investigación. Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina durante el mes de Agosto de 2016. El trabajo fue sustancialmente mejorado por los comentarios vertidos por tres revisores anónimos.
Declaración de Disponibilidad de Datos
Los materiales arqueológicos utilizados en esta investigación se encuentran depositados en el Laboratorio de Petrología y Conservación Cerámica, Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca.
Material Suplementario
Para acceder a los materiales suplementarios que acompañan este artículo visitar https://doi.org/10.1017/laq.2018.70.
Tabla Suplementaria 1. Dataciones por Termoluminiscencia para los Sitios del Área de Estudio. Referencias: KLR: Kaare L. Rasmussen; DLF: Guillermo De La Fuente; I: Inca; S: Sanagasta; DI: Diaguita Inca; B: Belén; Sj: Saujil; P(Gy): unidades Gray; DR: dose equivalente; μGy/y: micro-Gray por año.
Figura Suplementaria 1. Corte fresco en lupa (20X), fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp) y cortes petrográficos, alfarería Belén/Belén Inca.
Figura Suplementaria 2. Antiplásticos en lupa binocular por tipo cerámico. Cuarzo Cristalino (QC); Cuarzo Blanco Lechoso (QBL); Cuarzo Rozado (QR); Moscovita (M); Biotita (B); Carbonatos (Ca); Inclusión Arcillosa y/o Tiesto Molido (CP/TM); Fragmento de Roca (Fr); Fragmento de Roca Ígnea (FrIg); Vegetal Quemado (VQ).
Figura Suplementaria 3. Cortes petrográficos de alfarería Diaguita Inca.
Figura Suplementaria 4. Cortes frescos en lupa (20X) y fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp), alfarería Diaguita Inca.