Considero que la palabra diversidad es la que mejor representa la problemática sociocultural desarrollada en este libro, ya que sus editores supieron captar cabalmente en su título la “paradoja de la igualdad” que caracteriza a las sociedades englobadas bajo la categoría arqueológica de no-jerárquicas o heterárquicas. La diversidad de esas configuraciones sociales, que en los marcos evolucionistas están a medio camino entre “lo simple” y “lo complejo”, fueron producto del entretejido de múltiples convenciones culturales que entretejieron una compleja red de relaciones, a modo de “programa político”, para evitar que surjan esas jerarquías institucionalizadas.
Puede decirse que el libro da cuenta de las trayectorias históricas de sociedades que englobamos dentro de términos genéricos para referirnos, por un lado, a los componentes que comparten y, por otro, a los que las diferencian y las distinguen. Tanto unos como otros caracterizan, representan y dan cuenta de la diversidad existente en esas formaciones sociales, políticas, económicas e ideacionales. Además, del libro surge que entran en esa categoría grupos con economías cinegéticas (cazadores recolectores-pescadores) y también productivos (comunidades agropastoriles) que fueron analizados en escalas espaciotemporales diferentes, que habitaron ambientes contrastantes con la habilidad para complementarlos, y que produjeron una cultura material diversa. Así, los editores lograron captar en el título “iguales pero diferentes” y en los ocho capítulos que lo conforman, las diversas realidades de esas sociedades del pasado, donde queda argumentado que no son “un pasaje” a otro estadio “más complejo”, que las trayectorias históricas son múltiples y no lineales, y que los cambios no siempre conducen a la conformación de sociedades con desigualdades sociales institucionalizadas.
Cada capítulo del libro ocupa un lugar con relación a los temas que aborda en diferentes escalas temporo-espaciales, donde están representadas las regiones del norte, centro y sur chileno, con excepción de un caso que proviene del noroeste argentino. El recorrido se inicia con las investigaciones dirigidas al estudio de aspectos económicos relacionados con la circulación, el acceso y la distribución de bienes, los que son transversales tanto para las sociedades cinegéticas como para las productoras, porque incidieron en sus configuraciones sociales e históricas. La segunda problemática tratada se centra en el estudio de comunidades que se desarrollaron en distintos momentos en el norte de Chile, para lo cual se focaliza en el estudio de las prácticas sociales que se materializan en la construcción de espacios públicos donde los túmulos funerarios, el arte rupestre y algunos tipos de objetos cerámicos fueron los grandes articuladores de esos espacios para configurar distintos aspectos sociales y políticos, como la territorialización, los marcadores espaciales, las relaciones humano/no humanos y la constitución de liderazgos. Finalmente, el tercer tema tratado da cuenta de las particularidades de las trayectorias históricas de sociedades aldeanas que habitaron a uno y otro lado de la cordillera andina (Tarapacá y sur de los Valles Calchaquíes), antes y a lo largo del primer milenio de la era, para lo cual se focalizan en el análisis del paisaje edificado, la inversión arquitectónica, los materiales que los caracterizan, juntamente con una interesante discusión teórica de los alcances y limitaciones del período formativo.
Si cambiamos la mirada para el análisis de los casos tratados en el libro, observamos que la escala temporal y espacial es tan amplia que seguramente en cada uno de esos segmentos habrá muchísima variabilidad en la diversidad, ya que los casos analizados se ubican temporalmente desde el arcaico hasta los incas. Con lo cual este libro constituye un primer aporte para delinear el inmenso mosaico cultural que caracteriza al Cono Sur prehispánico y, seguramente, será complementado con futuras producciones que ampliarán el complejo y diverso panorama socioambiental. Espero que en esa oportunidad se complementen nuevas líneas de evidencias (paleoambientales, bioarqueológicas, isotópicas, de procedencia de materias primas, entre otras) que se integren a las tratadas para conocer la variabilidad en la diversidad, considerando segmentos temporales más acotados en escalas espaciales regionales y macrorregionales de las vertientes andinas.