El sitio arqueológico de Bolonkin se localiza aproximadamente a 1,5 km en línea recta al norte del actual poblado de Chilón, en el norte de Chiapas (Figura 1). Consta de dos estructuras saqueadas en la cima y en la pendiente de un cerro, en cuya superficie fueron hallados en su momento restos de cerámica del Protoclásico (0-200 dC) y del Posclásico temprano (900-1200 dC) asociados con la cerámica de Toniná (Becquelin y Baudez Reference Becquelin and Baudez1982:595, 603, 605, 609, 1233-1234). La cima también contiene criptas saqueadas que presentan restos de aplanado de estuco decorado con imágenes e inscripciones del Clásico temprano (200-600 dC; Andrieu et al. Reference Andrieu, Christophe Helmke, Taladoire and Tamba2012) y del Clásico tardío (600-900 dC; Sheseña y Tovalín Reference Sheseña and Tovalín2013, Reference Sheseña and Tovalín2014; Tovalín Reference Tovalín Ahumada1998). En la planicie adyacente al norte del cerro se halló un yugo con jeroglíficos de concha incrustados de estilo Clásico tardío (Sheseña y Lee Reference Sheseña and Lee2004). Se trata, sin duda, de un sitio de relevancia en la historia prehispánica de la región (Bassie-Sweet et al. Reference Bassie-Sweet, Laughlin, Hopkins, Bassie-Sweet, Laughlin, Hopkins and Casimir2015; Taladoire Reference Taladoire2015, Reference Taladoire2016, Reference Taladoire2017) que requiere ser estudiado.
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Figura 1. Localización del sitio arqueológico de Bolonkin. Elaborado por Alejandro Tovalín. (Color en la versión electrónica)
Las dos primeras temporadas de campo del Proyecto Arqueológico Bolonkin, impulsado por los autores del presente escrito, aprobado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y apoyado por el Ayuntamiento de Chilón, Chiapas, transcurrieron en julio de 2014 y abril del 2015. Debido a que el territorio donde se localiza Bolonkin actualmente se encuentra dividido en terrenos de diferentes propietarios, los trabajos de campo se limitaron al predio a cuyo acceso obtuvimos autorización de su dueña. Entre los objetivos particulares de las breves temporadas estuvieron la realización de pozos de sondeo estratigráfico y la relocalización y excavación de las criptas con los restos del aplanado de estuco decorado del Clásico tardío para su consolidación (Figura 2), algunos de cuyos resultados se mostrarán a continuación.
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Figura 2. (a) Alzado del muro oeste de la cripta, donde se muestra la deposición de estratos al interior; (b) perfil sur del pozo 1 y su ubicación en la zona de criptas. Algunos datos en ambas figuras se omiten adrede por seguridad del sitio arqueológico. Elaborado por Alejandro Tovalín.
Trabajos realizados
Realizamos en total cuatro pozos estratigráficos en el área nivelada de la cima del cerro a la que tuvimos acceso. Además, gracias a la estrategia de excavación, pudimos localizar y consolidar los aplanados de estuco decorado del Clásico tardío de las criptas 1 y 2. También localizamos otras dos: la cripta 3 en el límite sur de la cima, y la cripta 4 en el extremo norte. Todas las criptas se encuentran saqueadas y deterioradas. La cripta 4, de hecho, fue destruida en más del 80% de su volumen.
Las dos criptas más conservadas (1 y 2) fueron violadas a finales de los años ochenta por saqueadores, mediante angostos agujeros hechos en una de sus paredes y en el techo. Años después, desconocidos sellaron con piedra estos boquetes y rellenaron los pozos de acceso a ellas. Conociendo toda esta historia de alteraciones, tuvimos cuidado en el proceso de excavación, retirando en primer término el escombro colado al interior cuando los saqueadores las abrieron, así como el que se acumuló durante los años que se mantuvieron abiertas. La excavación sistemática y detallada al interior fue controlada mediante una retícula y realizada por capas métricas de 0,1 m y/o capas culturales, lo que permitió retirar todo el escombro con seguridad. De esta manera, se llegó al angosto depósito de sedimento ubicado sobre la superficie original de ambas criptas, garantizando que la variedad de materiales recuperados en esta capa final perteneció a la época en que las criptas fueron cerradas en el Clásico tardío, y es altamente probable que más de uno perteneció a las ofrendas ahí colocadas originalmente.
Tenemos, sin embargo, que hacer hincapié en el hecho de que los materiales que recuperamos son principalmente pequeños fragmentos de cerámica y diversas cuentas y teselas de piedra verde; evidentemente, las piezas completas fueron extraídas por los saqueadores, años antes de nuestras intervenciones arqueológicas. A pesar de esto, la naturaleza de los materiales hallados permite discutir acerca de la élite de Bolonkin y de la participación que este sitio habría tenido en las redes prehispánicas de intercambio del occidente del mundo maya durante el Clásico tardío.
Comentarios sobre los materiales arqueológicos recuperados
La cerámica que obtuvimos en los pozos estratigráficos y en la limpieza de los pozos de saqueo de las criptas en cuestión proporciona, en términos generales, a partir del sistema tipo-variedad, una cronología que abarca desde el Protoclásico, caracterizado por tipos del grupo Sierra, hasta el Clásico terminal, representado por cerámica de la vajilla Anaranjado fino del grupo Altar. El estudio detenido de los tipos cerámicos de Bolonkin es motivo de un próximo escrito, pero por lo pronto podemos señalar que hemos determinado cuatro complejos cerámicos para este sitio: Mam (0-200 dC), Winik (200-600 dC), Kerem (600-800 dC) y Alal (800-900 dC), los cuales muestran gran semejanza con una significativa cantidad de tipos cerámicos de Toniná y de sus complejos cerámicos (Becquelin y Baudez Reference Becquelin and Baudez1979). Independientemente de que la cerámica de Bolonkin sea de hechura local, ésta nos habla de la fuerte relación que mantuvieron ambos lugares.
Un análisis de la relación de los tipos cerámicos recuperados en la delgada capa sobre los restos del piso de estuco de las criptas 1 y 2 señala que los tipos cerámicos de finales del período Clásico temprano y principios del Clásico tardío predominan, siendo de 88% para la cripta 1, y de 81% para la cripta 2, mientras que la muestra del Protoclásico es de 1% y 0,47% respectivamente, y los restos de tipos del Clásico tardío suman 10,5% en la cripta 1 y 18% en la cripta 2, la cual también tiene un 0,47% de cerámica del Clásico terminal. De lo anterior, podemos asegurar que la temporalidad de ambas criptas se ubica en el Clásico tardío, aunque la mayor parte de la ofrenda cerámica es de finales del Clásico temprano, tal como nos hace inferir los porcentajes de presencia del tipo Águila Naranja y Rojo Alisado Textura Media a Fina con Núcleo Gris, cuyo depósito en las criptas se debió a su carácter de reliquias (Tabla 1).
Tabla 1. Grupos y tipos cerámicos por período y fase a la que pertenece la cerámica de las criptas 1 y 2, así como sus totales y porcentajes.
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Nota: Elaborada por Alejandro Tovalín.
Por otra parte, entre los tipos cerámicos que también deseamos destacar, se encuentra el Chablekal Gris, que durante finales del Clásico tardío apareció en una amplia región de las tierras bajas y que, al parecer, se producía en el área de Palenque, desde donde, según J. Eric S. Thompson (Reference Thompson1997:186), era llevada a las montañas de Chiapas. De acuerdo con Sears y Bishop (Reference Sears and Bishop2002), la cerámica Chablekal era comerciada a Piedras Negras y a sitios del Petexbatun, de tal manera que su presencia en Bolonkin pudo ser a través del comercio con estos lugares o desde Palenque. Otro tipo cerámico que apareció en una de las criptas es el Anaranjado Fino. Sabemos que hacia principios del Clásico terminal, este tipo se producía principalmente en la región del bajo Usumacinta, incluyendo la región al sur de Jonuta (Bishop y Rands Reference Bishop, Rands and Sabloff1982), pero poco tiempo después, se generó una segunda y más amplia región de producción en el alto Usumacinta, principalmente en el Petexbatun (Sears y Bishop Reference Sears and Bishop2002), que incluye a los tipos Altar Naranja y Pabellón Modelado Excavado, los cuales, aunque mínimamente, también están presentes en la incipiente colección de Bolonkin (Figura 3). Otro tipo cerámico foráneo que obtuvimos de una de las criptas de Bolonkin es el que hemos denominado Crema sobre Anaranjado Exterior-Negro Interior, no reportado en Toniná, el cual es muy parecido en formas, pasta y acabado con el llamado No Designado Polícromo A de Yaxchilán (Fournier Reference Fournier1982) y Bonampak (Velázquez de León Reference Velázquez de León Collins2015), también nombrado como Baadz polícromo crema (Fierro Reference Fierro Padilla2015:170; Tovalín et al. Reference Tovalín Ahumada, Velázquez de León, Chávez, Domínguez Carrasco, Gómora, Torres and León Méndez2017:76), y que nos obliga a pensar en una posible relación entre Bolonkin y el alto Usumacinta.
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Figura 3. Ejemplos de los tipos cerámicos discutidos. (a) Chablekal Gris; (b) Anaranjado Fino; (c) Crema sobre Anaranjado Exterior-Negro Interior. Fotografías de Alejandro Tovalín. (Color en la versión electrónica)
También en las criptas 1 y 2 fueron halladas teselas de concha marina del género Spondylus sp. (Figura 4a), que tiene diversas especies en el Golfo de México y el Caribe (Correa Sandoval y Rodríguez Castro Reference Correa-Sandoval and Rodríguez-Castro2013), así como un adorno con forma de dientes, hecho con material de una valva de Pinctada mazatlanica (Figura 4b), originaria de las costas del Océano Pacífico (Wright et al. Reference Wright, Holguín and Arreguín2009). Es muy probable que estos materiales hayan pertenecido a una máscara. También se recuperaron fragmentos de dos espinas de mantarraya (Figura 5).
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Figura 4. (a) Teselas de concha marina del género Spondylus sp.; (b) adorno elaborado de una valva de Pinctada mazatlanica. Fotografías de Alejandro Tovalín. (Color en la versión electrónica)
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Figura 5. Fragmentos de espinas de mantarraya. Fotografías de Alejandro Tovalín. (Color en la versión electrónica)
En cuanto a la piedra verde, en las criptas 1 y 2 se rescataron varias cuentas esféricas y diversas teselas de ese material (Figura 6). De acuerdo con la identificación de Alejandro Mitrani Viggiano y colegas (Reference Mitrani Viggiano, Melo, Manrique Ortega, Ireta, González and Ruvalcaba Sil2017), estos materiales provienen de al menos cuatro diferentes yacimientos. Uno de éstos es el que se encuentra en la región del río Motagua y corresponde a la verdadera jadeíta y posiblemente a la onfacita. Los otros tres yacimientos restantes no están ubicados geográficamente, pero sí podemos hablar de un acceso a ellos. De estos tres yacimientos desconocidos se obtuvo material para elaborar objetos identificados con los siguientes minerales: onfacita-jadeíta, albita y serpentina. Resulta también relevante la presencia de amazonita, cuyos yacimientos conocidos están en el norte de México y el sur de los EE.UU.
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Figura 6. Cuentas esféricas y teselas de piedra verde. (a) Albita; (b) amazonita; (c) jadeíta; (d) onfacita. Fotografías de Alejandro Tovalín. (Color en la versión electrónica)
Finalmente, la escasa obsidiana obtenida está representada por 12 fragmentos de navajillas prismáticas y ocho lascas. Cinco de éstas se obtuvieron sobre el piso de las criptas 1 y 2, seis en pozos estratigráficos y seis en superficie. Otras cuatro aparecieron en un pozo estratigráfico en la sección norte del sitio. Actualmente están en proceso de análisis. Se desconoce su procedencia exacta, aunque en general se considera que los ejemplares de Chiapas provienen básicamente de El Chayal, Ixtepeque y San Martín Jilotepeque en Guatemala (Nelson Reference Nelson2004).
Discusión
Destaca el hecho de que muchos de los materiales referidos no son locales sino importados. La presencia, aunque reducida, de materiales importados de lujo sugiere, por una parte, la existencia en Bolonkin de una élite de alto rango, y, por otra, el involucramiento de esta élite en una red económica o política, mantenida con el objeto de abastecerse de esos objetos foráneos de prestigio. Una opción para la realización de esto es que, para conseguir estos bienes, Bolonkin, al igual que Toniná, haya tenido acceso a las rutas de intercambio a larga distancia. Las condiciones para la exitosa realización de esta empresa habrían estado aseguradas gracias al aprovechamiento de la estratégica ubicación de Bolonkin en uno de los corredores naturales formado por las cordilleras locales (Breton Reference Breton1984:41–45), el mismo que unía la selva lacandona con la planicie de Tabasco (Figura 7; Navarrete Reference Navarrete1973:63–64; Sheseña y Lee Reference Sheseña and Lee2004; Sheseña y Tovalín Reference Sheseña and Tovalín2013, Reference Sheseña and Tovalín2014). Recuérdese que Tabasco representaba en ese entonces un importante cruce de corredores comerciales entre el centro de México y la zona maya, por lo que era un destino de primera importancia (Attolini Reference Attolini Lecón, Towell and Lecón2009:66). Este mismo corredor también conduce, en el otro extremo, en dirección sureste, a través del valle del río Naranjo, hacia la cuenca del río Usumacinta. Recuérdese que en este lugar es donde corrían las redes de intercambio de piedra verde procedente del Motagua (Golden et al. Reference Golden, Scherer, Vásquez, Arroyave, Quiroa, Marzahn-Ramos, Muñoz, Menéndez, Valenzuela, Callejas and Montejo2008).
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Figura 7. Modelo de elevación digital que muestra la ubicación de Bolonkin en un corredor natural. Se muestran algunos poblados actuales y el sitio arqueológico de Toniná sólo como referencia. Elaborado por Arturo Jiménez.
Agradecimientos
Los autores de este artículo desean hacer patente su profundo agradecimiento a Alí Reyes, Dulce Beltrán, Concepción Constantino, así como también al Ayuntamiento Constitucional de Chilón, Chiapas.
Declaración de disponibilidad de datos
Los materiales recuperados del sitio de Bolonkin se hallan en el Centro INAH Chiapas. Para más información sobre los datos aquí presentados, favor de contactar a los autores.